El consistorio afirma, a través de un comunicado, que Delegación de Gobierno ha autorizado que los policías puedan trabajar de paisano a partir del mes de septiembre para controlar y sancionar a todo aquel que no elimine de las calles las deposiciones de sus perros.
La iniciativa está coordinada entre las concejalías de Medio Ambiente, encabezada por Hugo Font, y de la Policía Local, con María José Terrades al frente. La sanción será de 90 euros y busca "sensibilizar a los dueños de los perros sobre la necesidad de mantener las calles limpias".
La obligatoriedad de recoger las defecaciones y depositarlas en las papeleras viene contemplada en la ordenanza municipal, como medida higiénica ineludible, y afecta a vías públicas, jardines y paseos y cualquier lugar destinado a tránsito de peatones, recuerdan desde el Ayuntamiento.
Es la última fase de un conjunto de iniciativas motivadas por las quejas vecinales y en las que el ayuntamiento ha estado trabajando en los últimos años. Entre ellas, la creación de zonas habilitadas para que los perros hagan sus necesidades, los conocidos como pipicanes, o la puesta a disposición de los vecinos de papeleras con bolsas para los excrementos de las mascotas.
"Los dueños de las mascotas se tienen que responsabilizar de ellas, y eso incluye la recogida de sus heces" afirma Font, que añade que "desde el consistorio hemos trabajado para ofrecer lugares de esparcimiento canino y brindar herramientas que faciliten la retirada de sus excrementos".
A pesar de la "visible" reducción de este tipo de suciedad en algunas zonas de la localidad gracias a las anteriores iniciativas, se ha considerado necesario complementar la estrategia con esta medida sancionadora en busca de mejores resultados. El objetivo final, inciden, es "incentivar un cambio en la conciencia de los dueños de las mascotas que repercuta en un mejor civismo y limpieza de las calles".
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