Los porteros de fincas, hartos de recibir paquetes: piden que la ley les proteja para evitar convertirse en repartidores

Hartos de recibir paquetes. Así están los porteros de buena parte de las fincas urbanas en España. Con la llegada de las rebajas se disparan las compras online y el envío de paquetes, y en muchas ocasiones terminan siendo ellos quienes se acaban encargando de recibirlos y guardarlos.

Sin embargo, no está entre las obligaciones de su trabajo. "Mis funciones son la limpieza, la vigilancia del edificio, atender a los vecinos que te piden cosas...", explica Antonio Sánchez, portero de una finca en la que lleva trabajando más de 30 años.

Pero en los últimos años se han convertido en una especie de recepcionistas de paquetes. Cuando los vecinos no están en casa, se ven obligados a hacerse cargo de sus paquetes, y esto supone una sobrecarga de trabajo para ellos.

"Cuando llegan las rebajas hay lluvia de paquetes, con el 'black friday' igual, y con la Navidad también", relata Antonio Sánchez. "Ya es más que un favor, es un trabajo", recalca. De hecho, ha llegado a recibir paquetes realmente voluminosos: "Un armario, una lavadora, ¿qué hago yo con eso?".

Por eso, los porteros y conserjes de fincas piden que se establezca un convenio colectivo que deje claras cuáles son sus funciones y que la ley les ampare ante los riesgos que puede conllevar el hacerse responsable de objetos ajenos.

"Si yo recogiera algo legal, mi firma estaría ahí", recuerda este portero. Reclama que la normativa proteja sus datos y les exima de responsabilidades legales sobre el contenido de los paquetes de los que se hacen cargo.