Si el temporal ha provocado que el mar se coma casas en algunos puntos, en la Costa da Morte, aunque suene a paradoja, se come el marisco.
Se trata de una situación dramática para aquellas personas que viven de la venta de este producto en Camariñas. "Somos 120 personas las que trabajamos aquí y dependemos de ello 500 o 600 personas", ha manifestado Ramón Lema, patrón mayor de la Cofradía Camariñas.
Los fuertes temporales, las lluvias y olas intensas de este invierno arrastran cada vez más arena, creando una inmensa lengua de arena donde antes había mar. Esta arena se acumula y va sepultando el marisco.
Según calculan los mariscadores, en esta costa puede haber acumuladas unas 60.000 toneladas de arena. Esto provoca que los berberechos y las almejas se ahoguen por falta de oxígeno.
Los mariscadores temen que la lengua llegue a la playa de enfrente y se cierre en la desembocadura del río. Tal y como ha expresado Ramón, temen que "al final se convierta en una laguna".
Los efectos económicos que sufrirán los trabajadores a corto plazo son desoladores. El marisco que iban a vender en Semana Santa está completamente inerte, lo que provocará unas pérdidas estimadas en unos 100.000 o 200.000 euros.
La Xunta de Galicia afirma que, con vistas a encontrar una solución, los técnicos ya están trabajando en el estudio de los sedimentos. El objetivo es que afecte lo menos posible a las ventas de Semana Santa.
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