Las falsificaciones están a la orden del día. Prácticamente cualquier cosa que nos podamos imaginar ya tiene una falsificación en el mercado y que, generalmente, no son solo de peor calidad, sino también más perjudiciales para la salud.
Hace solo unos días, la Guardia Civil requisaba 5.000 preservativos falsos en un supermercado de Barcelona. No habían pasado controles sanitarios ni de calidad. Y además de no prevenir el embarazo, implicaban otros riesgos. "Pueden provocar irritaciones, alergias... tanto de la persona que los usa como de su pareja. Pueden provocar una enfermedad de transmisión sexual", explica Abel Renuncio, portavoz de la Sociedad Española Contracepción.
Aparentemente los falsos dan el pego, salvo por pequeños detalles como la intensidad del color de la caja de los auténticos. Y lo mismo sucede con otros productos como los medicamentos falsos. Parecen iguales, pero no son inocuos. "Imitan las cajas, los comprimidos, pero hay veces que lleva sustancias tóxicas y pueden provocar intoxicaciones", señala José Manuel Becerra, vocal del Colegio de Farmacéuticos de Madrid.
Recientemente, la OMS alertaba sobre las falsas inyecciones contra la diabetes comercializadas en Internet para adelgazar. Porque la red es el principal cauce que usan los falsificadores para colocar sus productos. "El 65% de los productos falsificados son adquiridos a través de páginas web", indica Juan Francisco Verdejo, jefe de Ciberdelincuencia de la Jefatura Superior de Policía de Murcia.
Y pocos productos se libran de la falsificación. En una supuesta destilaría se fabricaba whisky falso. En otra operación, también se confiscaron seis millones de cigarrillos falsos. Incluso la Guardia Civil también confiscó dos millones de frutas y verduras que se vendían como ecológicas y no lo eran.
Y atención, que se acerca la Navidad. Los juguetes son otro clásico del gato por liebre. Y además son peligrosos. "Tienen pequeños mecanismos que pueden ser tragados por los niños y pueden ocasionar asfixia", añade Juan Francisco Verdejo.
Y que no les engañen con los billetes o las monedas. Si se pegan al imán son verdaderas. Si no, son falsas.
En el año 1764
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Valentín Pinaglia, quien ha sido parte de la 13ª generación de loteros de la familia, se despide tras haber mantenido viva una tradición que ha resistido "dos guerras mundiales, dos revoluciones, una guerra civil… Solo cerró unos días con la pandemia".