La operación ha llevado a la detención de ocho personas, todas ellas ciudadanos nigerianos, en Pamplona y en Madrid y se ha liberado a cinco víctimas que eran obligadas a ejercer la prostitución y, en ocasiones, también a mendigar durante el día. Las detenciones suponen el final de una operación policial que comenzó con la detección de una menor de edad procedente de Nigeria que ejercía la prostitución en un polígono industrial de Pamplona.
"Tras entrevistarse con la misma, inmediatamente se le proporcionaron todas las medidas de protección y ayuda existentes, y comenzó una investigación que llevó a la completa desarticulación de una organización", han explicado desde el ministerio del Interior.
Entre los detenidos figuran tres mujeres que, según la Policía, lideraban la organización criminal y que llevaban dedicándose a la explotación sexual de compatriotas "desde hacía varios años", algo que explica las medidas de seguridad "de todo tipo" que adoptaban para evitar ser descubiertas y la "sólida infraestructura" que sostenían en Tolón (Francia), con pisos para alojar a las víctimas de explotación.
"Cada una de las tres detenidas explotaba a sus propias víctimas, pero compartían tanto infraestructura como logística, utilizando los mismos pisos para los traslados de las jóvenes y su posterior alojamiento, así como para su control y su explotación sexual", han explicado los responsables de la operación.
Las víctimas eran captadas en Nigeria entre poblaciones en situación de "profunda necesidad". Engañaban a mujeres jóvenes, en ocasiones menores de edad, con promesas y, una vez las tenían bajo su control, las "sometían" utilizando rituales de vudú para amenazarlas de muerte a ellas y a sus familias en caso de que no cumplieran con lo que se les ordenaba.
Después eran llevadas a España a través de la ruta migratoria que va desde Libia a Italia, una de las más peligrosas según la Policía, y, una vez en España, les obligaban a trabajar en la prostitución para saldar una supuesta deuda de entre 40.000 y 45.000 euros por el traslado.
"Eran explotadas todos los días de la semana durante largas jornadas, sin posibilidad de rechazar a ningún cliente y debiendo entregar semanalmente todo el dinero obtenido por sus servicios a los tratantes. En ocasiones, algunas víctimas trabajaban en clubes de alterne donde debían ejercer la prostitución durante toda la noche, siendo obligadas también a ejercer la mendicidad en horario diurno, lo que permitía a la organización obtener beneficios económicos durante las 24 horas del día", explica la Policía.
Además de las tres mujeres que lideraban la organización, que el Ministerio del Interior da por "completamente desarticulada" en su rama europea, la operación policial ha llevado también a la detención de otras cinco personas, entre las que, según los responsables de la investigación, figura un miembro de otra organización delictiva conocida como Supreme Eiye Confraternity dedicada principalmente a la trata de seres humanos, la migración ilegal, los secuestros y las estafas.