Los mineros desplazados a Totalán para participar en el rescate de Julen son la élite de la élite, los mejores. Están protegidos de la presión mediática, aislados y concentrados mientras se preparan para entrar en acción.
Santiago Suárez, antiguo jefe de la brigada minera de rescatadores, es de los pocos que ha podido comunicarse con ellos y explica que "están aislados y concentrados, hablando entre ellos". Además, cuenta que "tienen unas ganas tremendas de ponerse ya a trabajar porque llevan varios días en Málaga".
Tras la espera, ahora la clave es manejar a la perfección las herramientas, como la jaula, así como la presión del tiempo y las emociones. Santiago Suárez recuerda que "ahora hay que usar mucho la cabeza y no el corazón".
Tienen 10 años de experiencia en su oficio y son escogidos por su predisposición y habilidad. Jesús Sierra, también exjefe de la brigada, cuenta que fueron seleccionados tras un concurso en el que se elegía a los mejores.
Su gran baza es su sangre fría para trabajar en atmósferas potencialmente explosivas y su puntera forma física, derivada de unas pruebas que son "muy duras" y "similares a las de los deportistas de élite porque hay trabajar con equipos de 14 kilos a la espalda".
Su gran miedo es que toda esta veteranía termine chocando demasiadas veces con la dura roca.