Hablar mal de un compañero o de un jefe puede salir muy caro. Llevar a cabo estos insultos a través de aplicaciones como WhatsApp en los móviles corporativos pueden ser suficiente para que la Justicia avale un despido, algo que ha ocurrido en varios puntos de España.
Una camarera de piso en un hotel de Sevilla insultó y se burló del tic nervioso de su jefa en un grupo de WhatsApp. Fue una compañera la que la delató y la empresa decidió despedirla.
Un trabajador que acusó a su jefe de estafar a Hacienda vio rescindido su contrato, pero esta decisión puede llegar de igual manera si se insulta a un compañero. También se despidió a una empleada que lanzó vejaciones racistas en un chat privado, algo tan improcedente como las bromas sexuales.
Este último caso ocurrió en Cataluña, donde una trabajadora de una guardería fue despedida tras burlarse y compartir una foto de los genitales de uno de los niños. Si se considera que se ha perjudicado a la empresa, el despido también puede ser avalado, como ocurrió al trabajador de una residencia de ancianos que dijo, en un grupo de familiares, que estaban reduciendo costes para llenarse los bolsillos.
Como excusa, no sirve que se trate de una conversación privada. Es más, si el móvil es de la empresa, pueden hasta vigilar los mensajes que se escriban. María Higina Ruiz, coordinadora del área jurídica de UGT, es tajante ante cualquier resquicio de duda: "Te pueden despedir por un comentario que consta en el móvil".
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