Es la frase favorita de muchos niños: "¡Es que todos mis amigos tienen móvil y yo no!". Y el móvil, la discusión por el móvil, se convierte en una pelea constante y diaria de padres con los hijos. Los niños lo quieren, porque sus amiguitos ya lo han conseguido y no quieren ser los últimos en tenerlo, mientras que los padres consideran que aún es pronto.
Al final, la presión social, en muchos casos, puede con nosotros y terminamos comprando ese móvil como regalo.
No hay una edad ideal o recomendada para dar un móvil a los menores. Si consultamos a los expertos, la mayoría coincide en que el móvil cuanto más tarde, mejor. Y sobre todo, dependerá de la madurez del niño. No hay que querer correr ni dejarse llevar por el entorno. Valorar si es una necesidad y sobre todo si nuestro hijo o hija está preparado para tenerlo.
"Hay niños o niñas que estarán preparados a los 12 años, pero hay otros que no estarán nunca preparados", señala Gerard Vilanova, orientador y formador audiovisual, y autor del libro 'Su primer móvil. Buenas prácticas para la familia digital'.
Según el informe de 2022 del Observatorio Nacional de Tecnología y sociedad, en España dos de cada diez niños de 10 años ya tienen móvil. Con 12 años, dos de cada tres y con 13, la cifra se eleva hasta nueve de cada diez... A los 15 años, la práctica totalidad de los adolescentes tienen un smartphone (el 96%).
- El pueblo del "no al móvil antes de los 12". Pero si miramos a Irlanda, nos encontramos un pequeño pueblo de 18.000 habitantes, llamado Greystones, que ha tomado una decisión radical, que seguro hará a los padres tener un argumento de peso para negar el móvil a sus hijos. Las asociaciones de familia de los 8 colegios de primaria han firmado un código para que los niños no usen el móvil antes de los 12 años. Ni en casa ni en el colegio. Y, sorprendentemente, se han puesto de acuerdo padres y profesores.
A Gerard Vilanova no cree que los 12 sea un momento clave: "Yo incluso elevaría esta edad". Sin embargo, le parece un excelente acuerdo. "Me parece muy buena idea, porque es una forma de decir al entorno político que hace falta que la ley se aplique más en internet. Porque las leyes de acceso a contenido o de descargas de aplicaciones no se cumplen y muchos menores las usan libremente; nadie se preocupa de verificar su edad. Que una pequeña comunidad sea capaz de organizarse de esta manera, es una iniciativa fantástica, aunque no sé si podrá durar para siempre. Pero sí se ha creado una conciencia de los perjuicios que tiene el libre acceso a los contenidos digitales", valora.
Para Silvia, madre de una niña de 13 años ya con móvil, es una buena iniciativa: "Me parece muy bien y así evitas muchas discusiones y yo lo elevaría incluso a los 13 o 14 años, sería la solución perfecta para muchos problemas diarios, e incluso que prohibieran las tecnologías en los colegios en edades tempranas".
- Móvil con contrato. Silvia le dio el móvil a su hija con 13 años, con un contrato de por medio, algo que recomiendan los expertos: "Le dijimos que el móvil era de sus padres, y yo podía entrar siempre que quisiera a controlar, a ver o a informarme de lo que estaba haciendo. Y eso lo pusimos por escrito".
Escribir las condiciones, con frases claras que expliquen qué pueden hacer los menores y qué no. Y en caso de incumplimiento del contrato, deben saber que tendrán consecuencias y pueden perder el derecho a disfrutar del móvil.
- Controles de uso y contenidos. Porque el control es fundamental, porque el mundo digital entraña riesgos: "Cuando les compramos el primer móvil a nuestro hijo, quedan a un solo clic de todo aquello de lo que les hemos protegido durante toda su vida; contenidos violentos, sexistas, pornografía...".
- El papel de los padres. Vilanova aboga por el acompañamiento a los menores y sobre todo por la educación digital: "Enseñamos a circular por la calle, a alimentarse, a hablar de una forma determinada, pero no educamos a circular por el mundo digital". Este es un chip que tienen que cambiar las familias.
"Es fundamental la vigilancia cercana del adulto, no se puede liberar al niño a las tecnologías sin una preparación", señala Vilanova.
Los expertos recomiendan establecer horarios y espacios de uso, ir paso a paso, guiando y acompañando al menor, pero sobre todo dar ejemplo: "Nuestro ejemplo es nuestro legado, lo que les vamos a traspasar. Para que nuestro discurso tenga credibilidad y que sean nuestros actos los que hablen por nosotros".
Dicho de otra manera, si nosotros nos pasamos horas con el móvil en el baño, no tendremos ningún argumento para prohibirlo. O si utilizamos el móvil mientras comemos. Por eso hay que "predicar con el ejemplo" como dice el refrán, porque nosotros somos sus mayores influencers. Y somos el espejo en el que se ven reflejados.