Con el fin de la temporada estival los armarios afrontan su cambio más drástico. El espectro de gamas cromáticas se despide de las tonalidades veraniegas para dar la bienvenida a paletas con menos luz. No obstante, la moda nos reserva cada temporada nuevos códigos de estilo.
Si crees que tras el período vacacional solo queda sumergirte en ocres, negros y grisáceos, es hora de dar una nueva vida a esos pantalones blancos que tantos looks han salvado en los últimos meses.
En Estados Unidos hace décadas se instaló el dogma de no vestir ropa blanca tras el Día del Trabajo, coincidiendo con el inicio de septiembre. Una tradición que ha cruzado fronteras hasta implantarse en la memoria colectiva y que hoy desmitificamos.
Una mirada al pasado
A finales del siglo XIX las mujeres de alta clase social inauguraron una guerra invisible contra los nuevos ricos, eligiendo como campo de batalla los armarios. De este modo, nació la regla de no vestirse de blanco tras el Labor Day, con la voluntad de separar a la élite de las riquezas emergentes.
En una entrevista a Time, la directora del Fashion Institute of Technology, Valerie Steele, confesaba que “fueron los de adentro quienes trataron de mantener fuera a otras personas". A su discurso se le añadía un matiz de lo más reivindicativo: "Los de afuera trataron de entrar demostrando que conocen las reglas".
La teoría de clases
Aquellos que poseían grandes fortunas, y podían abandonar la ciudad en los meses más cálidos, atribuyeron al blanco una naturaleza ociosa, vinculada a las vacaciones. Charlie Scheips expone en su novela ‘American Fashion’ la idiosincrasia de los cambios de temporada en EE.UU: “Si miras cualquier fotografía de cualquier ciudad de Estados Unidos en la década de 1930, verás gente con ropa oscura. Mientras tanto, los trajes de lino blanco y los sombreros de Panamá se consideraban look de ocio".
Aunque lo relacionado con la moda invita a la reflexión esnobista, algunas reglas atienden a la voluntad de diferentes tribus urbanas. No obstante, la tendencia se presta a ser revisada, puesto que son muchos los expertos en el análisis conductual vinculado a la estética.
Versiones de la historia
Lejos de amparar la teoría de las clases sociales, existe una segunda versión que refutaría lo explicado. Tras convertir el primer lunes de septiembre en día feriado federal en el año 1894, esta fecha pasó a traducirse como el fin de la temporada veraniega para muchos, haciendo las veces de despedida.
De manera espontánea la población convertía este momento en el idóneo para el cambio de armarios, en coherencia con el inicio del nuevo curso escolar y las rutinas laborales. Algo que encaja con lógica en la motivación que mantiene esta tradicional conducta.