Un día de turismo por Oporto empieza paseando por su casco viejo para luego pasarse a admirar la Torre dos Clérigos. Otra visita habitual suele ser comprar un libro en la librería Lello y, posteriormente, hojearlo en el café Majestic hasta que llega la hora de comer. En este momento, el viajero querrá probar algún manjar típico de la gastronomía local, ya sean el caldo verde, uno de los más populares en el país vecino; las ‘tripas à moda do Porto’, que son parecidas a los callos, alguna receta de bacalao… o una francesinha.
Esta última opción es uno de los platos típicos de la gastronomía portuguesa. Una bomba calórica no apta para todos los estómagos, sobre todo por el picor de su salsa. La francesinha es una receta originaria de la ciudad de Oporto, que se ha convertido en un plato muy popular entre los turistas y los estudiantes universitarios.
¿Qué es la francesinha?
La francesinha es un bocadillo que lleva en su interior salchicha, carne de ternera, jamón cocido y longaniza. Además, está recubierta de queso y regada con una salsa especial cuya receta es diferente en cada restaurante. Según explican en la guía ‘Un corto viaje a Oporto’ Rita Custódio y Álex Tarradellas, la clave de este manjar es la salsa, que suele “estar guardada con 7 llaves en el recetario de cada restaurante”. Los ingredientes de la salsa suelen ser: cerveza, tomate, guindilla y algunas veces incluso vino de Oporto.
Esta bomba calórica, además, suele ir acompañada con patatas fritas y en algunas ocasiones lleva un huevo por encima del pan. En la guía Custódio y Tarradellas cuenta que el origen se remonta a 1952, cuando Daniel da Silva, un emigrante recién regresado a su país se inventó esta completísima receta y le puso este nombre en homenaje a la mujer “más picante que había conocido en su vida”.
Interpretaciones con diferentes niveles de fidelidad
Como suele suceder con los platos típicos de cualquier región, las recetas dependen de las manos que las cocinen. Al igual que la tortilla de patata o la paella, la francesinha es una elaboración sencilla que se presta a la creatividad de cada cocinero. En la red podemos encontrar desde la francesinha del menú del día de muchos restaurantes portuenses a fusiones impensables como la francesinha-kebab.
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