Aprobada la Ley de Protección Animal, los perros que se dediquen a cazar no jugarán en la misma liga que el resto de mascotas. Aunque ni su raza, ni el color, ni el tamaño diferencie a un galgo de caza de un perro doméstico, a lo que se dedican sí hará que sean tratados de forma distinta.
Los cazadores no tendrán que cumplir los mismos requisitos que el resto de dueños de animales con esta nueva normativa impulsada por el ministerio de Ione Belarra, y por la que los de Unidas Podemos han acabado cediendo a las exigencias del PSOE para poder aprobarla.
Mientras que los dueños de mascotas tendrán obligaciones como la identificación de sus animales o darles un cobijo, los cazadores quedarán exentos.
Ni tendrán que realizar la formación obligatoria sobre la tenencia responsable de animales como el resto de dueños de mascotas, ni tampoco deberán modificar la manera de adiestrarlos.
Desde la Real Federación de Caza Española, su presidente, Manuel Gallardo, muestra su conformidad con la ley, pues defiende que "los perros de caza no pueden ser tratados igual que una mascota porque realizan una actividad especifica, con lo que el tratamiento tiene que ser absolutamente diferente". Añade además que si se plantea que deberían educar a sus animales para que no hagan daño a otro animal, "se entiende que eso es prohibir la caza".
Así, mientras que con con un labrador que se tenga como mascota no se podrán aplicar mecanismos dañinos para educarles, con el perro cazador se pueden seguir utilizando las herramientas que sus dueños consideren oportunas.
Además, con esta nueva ley ningún un perro doméstico no puede estar más de 24 horas solo o atado a una cadena. De ser así, la multa al dueño puede ascender a 10.000 euros. Los perro de caza o de trabajo, sin embargo, si pueden vivir solos siempre y cuando estén localizados y tengan un lugar donde cobijarse.
El último punto que les diferencia es la cría: solo criadores registrados y cazadores podrán hacerlo.
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