Cuando el maltratador ya no puede hacer más daño físico o psicológico a su víctima de manera directa utiliza a sus hijos como último recurso. Es lo que se conoce como violencia vicaria, uno de los tipos de violencia machista y maltrato infantil más salvaje y cruel que existe.
En el ámbito de la psicología se define como la violencia "que incluye toda aquella conducta realizada de manera consciente para generar un daño a otra persona, ejerciéndose de manera secundaria". Este tipo de maltrato puede ir desde "la visualización por parte del menor de una agresión física o psicológica" al "padecimiento de agresiones directas" para causar un perjuicio a la madre.
Con este tipo de violencia de género el maltratador instrumentaliza a sus hijos para causar un daño irreversible a su pareja. Aprovecha así "la fragilidad de los menores para vulnerar y menoscabar su integridad física y psicológica para dañar a su pareja". Este tipo de violencia machista genera un gran sentimiento de sufrimiento, dolor y, sobre todo, culpa porque la víctima se siente incapaz de defender a sus familiares más queridos.
Además, se utiliza como mecanismo de control y coacción a la víctima, que hace todo lo posible para proteger a sus hijos del maltratador.
La violencia vicaria, en el ojo de los organismos oficiales
Desde 2013 -cuando datan los primeros registros de menores víctimas de la violencia de género- 39 niños han sido asesinados por sus padres y 309 han sido víctimas de la violencia machista. Además, desde 2003 han asesinado a 1.091 mujeres. Unas cifras que se hacen insoportables y que permiten hablar ya de esta lacra como terrorismo machista.
Ante esta situación, desde la política y los organismos oficiales han impulsado varios pactos para atajar el problema de la violencia de género y reducir las cifras a 0.
A nivel nacional, en 2017 distintos grupos parlamentarios, comunidades autónomas y entidades locales representadas en la Federación Española de Municipios y Provincias ratificaron el Pacto de Estado contra la Violencia de Género. Este supone la unión de un gran número de instituciones, organizaciones y personas expertas en la formulación de medidas para la erradicación de la violencia sobre las mujeres. Ello implica incidir en todos los ámbitos de la sociedad y se estructura en 11 ejes de trabajo, con una dotación económica determinada.
El Consejo de Ministros ha aprobado el reparto de 100 millones de euros entre las CCAA contra la violencia machista
Precisamente, hace tan solo dos días el Consejo de Ministros aprobó el reparto de 100 millones de euros entre las comunidades autónomas para la lucha contra la violencia machista en el marco del Pacto de Estado, anteriormente mencionado.
En cuanto al ámbito autonómico, el Parlamento gallego ha respaldado de manera unánime la ley del BNG para regular la violencia vicaria contra la mujer. La iniciativa del Bloque Nacionalista Galego supone impulsar un artículo que reforme la ley de 2007 de la Prevención y el Tratamiento Integral de la Violencia de Género para "reconocer como víctima de violencia de género el homicidio o asesinato de los hijos de una mujer, ya sea por su cónyuge o por la persona que haya mantenido con ella una relación afectiva análoga".
Asimismo, la Junta de Andalucía definió la violencia vicaria por primera vez de forma oficial como la ejercida "sobre los hijos e hijas e utilizada como instrumento para dañar a la mujer". También se incluye como violencia vicaria la instrumentalización de otros colectivos vulnerables sujetos a la tutela o guarda y custodia de la mujer víctima de violencia de género, como pueden ser las personas mayores, las personas con discapacidad o en situación de dependencia.
Asesinato de Tenerife, el último caso de violencia vicaria
Por desgracia, la lacra de la violencia vicaria ha ocupado muchas portadas en los últimos días, especialmente en las últimas horas. Y es que un hombre de Tenerife llamado Tomás Gimeno secuestró a sus dos hijas para arrebatárselas a su madre. 45 días de agonía que culminaron este jueves con el hallazgo del cuerpo sin vida de Olivia, la hija mayor, a 1.000 metros de profundidad en el mar.
La madre, Beatriz Zimmermann, ha mantenido la esperanza durante este mes y medio de que Gimeno se hubiera fugado con las pequeñas y que estuvieran con vida. Sin embargo, las autoridades trabajaron desde el principio con la hipótesis de que las hubiera asesinado y lanzado al mar por las pistas halladas. Una hipótesis que, por desgracia, finalmente se ha verificado.
Otros casos de violencia vicaria en España
Pero el de Tenerife no es el único caso de violencia vicaria que se ha dado en nuestro país. Otro de los más conocidos es el del asesinato de Ruth y José por parte de su padre, José Bretón.
Estos hechos tuvieron lugar en 2011, cuando secuestró a sus hijos y se los llevó a la finca de Las Quemadillas (Córdoba). Allí les suministró pastillas tranquilizantes para facilitar su adormecimiento y, posteriormente, su muerte. Tras esto, preparó una pira funeraria para quemarlos junto a otros materiales para avivar el fuego, unos 250 kilos de leña y 80 litros de gasoil.
Las autoridades no pudieron determinar los quemó vivos, adormecidos por el efecto de las pastillas, o ya muertos. En esta hoguera, con temperaturas similares a las de un horno crematorio, los cuerpos ardieron durante horas.
Horas después simuló el secuestro de los pequeños en la 'Ciudad de los Niños', un parque de la ciudad andaluza. Desde allí alertó a su hermano y a la madre de los menores asegurando que no los encontraba y que los había perdido. Asimismo, se puso en contacto con el 112 de Emergencias para advertir de lo propio y pedir la ayuda de las autoridades. Más tarde, se personó en la Comisaría de la Policía Nacional de Córdoba para presentar una denuncia.
En 2017 David Oubel fue el primer condenado en España con la prisión permanente revisable por matar a sus hijas de 4 y 9 años con una radial eléctrica y un cuchillo tras haberlas drogado.
Oubel reconoció los hechos en el primer día del juicio en la Audiencia Provincial de Pontevedra. Los hechos de los que se confesó culpable de administrar a las menores "nordiazepam, oxazepam y tizanidina" para "adormecerlas o al menos lograr que estuviesen con un nivel bajo de conciencia".
Después de administrarles estos medicamentos, causó cortes profundos a la hija menor en el cuello con una radial y un cuchillo. A la hermana mayor la ató con cinta americana, ya que todavía tenía cierto grado de consciencia, y utilizó el mismo procedimiento.
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Marcos Mirás también mató a su hijo de 11 años el primer domingo de mayo de 2017, coincidiendo con el Día de la Madre para señalar la ira sobre su exmujer. Este maltratador recogió al pequeño en el punto de encuentro y, de camino a su casa, le asestó un golpe con una pala para matarlo. Después enterró el cuerpo en la zona y se marchó a un hostal. Poco después fue encontrado en el mismo alojamiento y durante el juicio fue condenado a prisión permanente revisable.