En Madrid domingo es sinónimo de El Rastro, un mercadillo que se celebra al aire libre en el céntrico barrio de Embajadores. Pero hay algo que llama la atención a los viandantes: un puesto en el que se venden artículos de todo tipo con banderas y simbología preconstitucional, como calcetines, pulseras, llaveros o tazas, entre otros.

En las camisetas, se puede leer mensajes en contra del Gobierno socialista de Pedro Sánchez y lemas a favor de los partidos de derecha, como 'Me gusta la fruta'.

Raquel, una vendedora ambulante del mercadillo, que lleva 30 años ejerciendo, denuncia la situación que viven y muestra su indignación: "He recibido muchas veces insultos por tener la bandera Palestina. Da pena que, al lado de esta bandera -dice señalando a la de Palestina- y de la que apoya a la Sanidad Pública, se encuentren las franquistas, que deberían estar prohibidas", manifiesta; y añade que, por ejemplo, en Alemania no se encuentran por la calle banderas, ni nada que tenga que ver con Hitler. "Pero aquí se sigue permitiendo", se muestra indignada.

Pero, en España, es legal, por eso se sigue permitiendo. Y, es que, la Ley de Memoria Democrática permite venderlas, tenerlas e incluso exhibirlas siempre y cuando no sea dentro de un lugar o acto dependiente de una institución pública.