El doctor Eduardo Vela se sentará de nuevo en el banquillo de los acusados, más de dos meses después de la primera sesión del primer juicio por un caso de bebés robados en España, en el que se le acusa de participar en el robo de una recién nacida en 1969.
Está previsto que se celebre en la Audiencia Provincial de Madrid la segunda y última sesión de la vista oral después de que tras la primera, celebrada el 26 de junio, el acusado alegara "mareos" y "dolores".
En la sesión pendiente, la Fiscalía expondrá los motivos por los que, a su parecer, debe ser condenado a 11 años de cárcel. La acusación solicita 13.
El ministerio público acusa a Vela, de 85 años, de un delito de sustracción de menor de siete años, otro de suposición de parto cometidos por facultativo y otro de falsedad en documento oficial y fija.
Cree que participó en el robo de Inés Madrigal, que nació en 1969 y fue sustraída de su madre biológica y entregada a una mujer estéril, a quien el doctor le había recomendado fingir un embarazo con cojines.
Pero el principal y único acusado lo negó de plano durante su declaración. "Yo no he dado ninguna niña a nadie", dijo, y alegó que no sabía "más que tema médico".
No reconoció su firma en los documentos del registro de la bebé ni recordó buena parte de las preguntas que le formularon, ni si en la clínica San Ramón de Madrid se tramitaban adopciones, ni si por allí pasaban monjas o quién se encargaba de rellenar los libros de registro de nacimiento.
Su declaración, como la de su mujer, su socio y tres enfermeras de la clínica, no sirvió para esclarecer los hechos y contrasta con la de la propia Inés Madrigal, que relató cómo su madre le decía que Eduardo Vela le había "regalado una niña".
Tras esa jornada, que dio aliento a muchos afectados por el robo de bebés que se concentraron a las puertas de la Audiencia Provincial de Madrid, el doctor Vela no regresó al tribunal al día siguiente, cuando estaba previsto que el juicio quedase visto para sentencia.
Alegó "mareos" y "dolores" y, una vez la Audiencia acordó suspender la vista, intentó evitar la reanudación del juicio por motivos de salud. Pero los forenses echaron por tierra los argumentos del doctor y concluyeron "que no existe causa médica que le impida asistir a las sesiones".