El calendario marca muchas veces nuestro estado de ánimo y en esta época es para bien. Contrario al Blue Monday, o día más triste, el 20 de junio se considera el 'Yellow Day', o día más feliz del año, por, entre otros motivos, tener más horas de luz por el solsticio de verano o temperaturas más agradables que permiten pasar más tiempo en el exterior y en contacto con la naturaleza.
La ciencia ha demostrado en numerosas ocasiones que el cuidado de la naturaleza, o el simple contacto con ella, nos ayuda a ser felices. Un estudiodel departamento de Psicología Social y Metodología de la Universidad Autónoma de Madrid ya estimó en 2015 que la naturaleza cercana influía "positivamente en el bienestar de los niños".
Hasta un gesto tan sencillo como reciclar puede sumar para que cada día sea más 'yellow', como cuenta desde Plasencia (Cáceres) Vicente, jubilado de 67 años y reciclador orgulloso: "Siento que beneficia a mucha gente, que el cartón se puede transformar en otras cosas, con el plástico se pueden hacer otros envases y no va a los mares".
Como otros mayores recicladores, Vicente nació en una época en la que no existía la separación de envases como hoy día, pero la ha aprendido sin esfuerzo y la aplica como el que más. De hecho, valora las múltiples aristas que conlleva este pequeño hábito: "Son puestos de trabajo también, si se recicla hay otra segunda oportunidad", añade. Él no es el único reciclador convencido: según un estudio de Catchment para Ecoembes, el 82,3% de los españoles tiene diferentes cubo o bolsas para separar envases de plástico, latas o briks. Además, el 75% se siente orgulloso de ello. Entre otros factores, este orgullo reciclador ha conseguido que en 2022 en España se reciclen 1,6 millones de envases de plástico, latas y briks y papel y cartón, según los últimos datos publicados por Ecoembes.
Es el caso también de Marcos, un madrileño amante de la naturaleza y residente en Gijón, que se siente orgulloso, aunque sin romanticismos: "Creo que contribuyo a hacer un uso más responsable del planeta y de los recursos naturales que tenemos", señala. Asegura que "cierto orgullo hay, pero es algo que debería de ser ya una rutina, como ir al trabajo o ducharse". Desde que vive en esa zona de España y puede disfrutar más a menudo de sus espectaculares paisajes y de su naturaleza, todavía valora más el hecho de no ensuciar el planeta: "Los residuos que generas te toca reciclarlos, como cuando vas al monte a hacer una ruta y lo que llevas contigo debe volver contigo", proclama.
Y es que muchas personas lo tienen tan integrado en sus hábitos que no remarcan hasta qué punto reciclar favorece el medioambiente y, por ende, nuestro bienestar. Pero aquí van algunos argumentos: en 2022, gracias al reciclaje de las más de 1,6 millones de toneladas de envases, se ahorró el consumo de 21,46 millones de m3 de agua y de 6,72 millones de MWh de energía, además de evitar la emisión de 1,69 millones de toneladas de CO2 a la atmósfera.
Por si no fuera suficiente el beneficio ambiental que trae consigo el reciclaje, hay alternativas que hacen que reciclar sea motivo de felicidad. Un ejemplo de esto es RECICLOS, el Sistema de Devolución y Recompensa (SDR) de Ecoembes, que recompensa a los ciudadanos que reciclan latas y botellas de plástico de bebidas en los contenedores amarillos y las máquinas RECICLOS. Con este sistema, los usuarios obtienen puntos que pueden canjear por donaciones a proyectos sociales y ambientales o por participaciones en premios.
De hecho, la relación entre medio ambiente y felicidad es tan crucial que la Agencia Europea de Medio Ambiente hace referencia a ello en un informe como una de las bases de la Estrategia de Biodiversidad de la Unión Europea para 2030: "Pasar tiempo en entornos naturales de alta calidad fomenta la buena salud y el bienestar", destacan citando otro informe de la Organización Mundial de la Salud. Al contrario, tener un peor medio ambiente nos hace tener peor salud, tanto física como emocional.
Así que, si estar en contacto con el medio ambiente sienta bien, contribuir a que esté mejor aporta una satisfacción todavía mayor, como demuestran también los voluntarios del proyecto Libera, que hacen batidas para recoger basuraleza del entorno: "Si todas las personas hiciéramos esto, el mundo estaría limpio", remacha un niño en este vídeo.
La segunda vida de los envases
Además de separar envases en sus cubos correspondientes, en casa y fuera de nuestro hogar, otra forma de dar cuenta del orgullo reciclador es haciendo un consumo responsable, reduciendo en lo posible la utilización de productos de un solo uso, y aprovechando que cada vez hay más objetos y prendas de ropa fabricadas con materiales reciclados.
Ángela, una joven granadina residente en Madrid, es una recicladora convencida y una ciudadana responsable que intenta que su vida diaria tenga el mínimo impacto ambiental. Cuando hablamos con ella, también revela, a priori, esa sensación de que no hay nada de lo que presumir, y de que lo hace por responsabilidad: "Siento que es lo que tengo que hacer, yo reciclo y no tengo sitio y tengo mis contenedores separados". Ella es también de las que pone en práctica lo de que vivir en un piso pequeño no es excusa para no separar envases.
Aun así, cuando escarbamos, sale ese orgullo que lleva dentro: "Me siento muy orgullosa de encontrar el camino de hacer un mundo mejor". En especial lo siente con sus prendas recicladas: “Mi abrigo es de botellas de plástico reciclado y presumo de ello". Y no es para menos, pues la circularidad, o el hecho de que los residuos vuelva a tener valor y tengan otra oportunidad, puede ser clave para el futuro del planeta.
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Así, si en tu armario tienes alguna prenda hecha a partir de material reciclado, no pierdas la oportunidad de ponértela este 20 de junio para que tu Yellow Day sea todavía más feliz. Y, si no tienes, piensa que hasta en los residuos podemos encontrar un halo de positividad; eso sí, siempre que cada uno vaya a su sitio.