Renfe ha anunciado que exigirá una compensación económica al fabricante de trenes Talgo tras una grave avería que dejó a casi 500 pasajeros atrapados durante cerca de tres horas en un túnel a la entrada de la estación de Chamartín, en Madrid. La situación, que ocurrió este lunes, ha generado un aluvión de críticas por parte de los afectados y ha puesto en entredicho la fiabilidad de los trenes suministrados por Talgo.

Los pasajeros relataron que el tren se detuvo bruscamente en un túnel, dejando a los viajeros en la oscuridad y sin aire acondicionado. Ante la falta de ventilación y el calor sofocante, algunos pasajeros comenzaron a romper los cristales de las ventanas para poder respirar. Julio Manuel Cuevas, uno de los afectados, narró el caos que se vivió: "Se empiezan a oír ruidos de otros vagones de como rompen los cristales y a raíz de ahí rompen un primer cristal nuestro y viendo que no pasaba aire rompieron un segundo cristal".

La avería se debió a un fallo en el sistema de alimentación eléctrica del tren, que provocó un apagón completo e impidió la apertura de las puertas por motivos de seguridad, ya que el túnel donde quedó detenido es de un solo carril y muy estrecho. La falta de información clara y las largas horas de espera agravaron el malestar de los pasajeros. "Es una vergüenza, si te dan explicaciones, pues bueno, pero es que ni una explicación", expresó una pasajera afectada.

Renfe ha pedido disculpas a los usuarios y ha señalado directamente al grupo Talgo, la empresa encargada de la fabricación del tren, asegurando que estos modelos llevan meses presentando problemas. La operadora ferroviaria no descarta, emprender acciones legales, y ha confirmado que la avería está bajo investigación para evitar que se repita una situación similar.

Mientras tanto, los afectados se quejan de la falta de asistencia y de la lentitud en la respuesta de Renfe durante el incidente. Según Julio Manuel Cuevas, "la gente de Renfe dejó de pasar por allí, mínimo una hora y pico antes de que llegáramos a la estación".

El incidente ha desatado críticas sobre la gestión de la crisis y ha generado preocupación sobre la seguridad y fiabilidad de la infraestructura ferroviaria. La normalidad se recuperó lentamente en la estación, donde centenares de personas esperaban la salida de sus trenes tras el incidente.