Un desafío a la Iglesia que ha acabado con su excomunión. Las monjas clarisas iniciaron hace un mes un cisma que ha roto el remanso de paz en el convento de Belorado. En 40 días, las 16 hermanas consagradas como monjas clarisas han pasado de renunciar de una Iglesia católica de la que no se querían ir del todo, a ser expulsadas.
De la oración y las trufas, pasaron a enfadarse con el Vaticano y meterse en un lío inmobiliario que ahora han pasado a ser okupas del que ahora era su convento. Todo por su renuncia a la Iglesia y al papa por estar encomendadas a un obispo excomulgado.
"Nosotros hacemos lo que ha hecho la Iglesia durante 2.000 años", afirma el falso obispo Pablo de Rojas. Un nuevo líder para ya las exmonjas que tiene como portavoz a un barman. Un liderazgo que ha provocado alguna huida, como la de Sor María Amparo, a lo que esto le empezó a parecer "una secta".
Unas monjas que han acabado denunciando al arzobispo de Burgos, que a su vez ha acabado decretando su excomunión con la luz verde del Vaticano. El resultado que, a todos los efectos y por todas las partes, se van de la Iglesia, pero, de momento, siguen en el convento del que ya no son sus propietarias.
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