Bidón de gasolina en mano, un hombre comienza a rociar una gasolinera de Florida. Acto seguido el hombre vuelve a entrar con un mechero y un folio que acaba prendiendo. El dependiente logra apagar las llamas y evita un incendio.
Todo porque no estaba de acuerdo con la política de pagar antes de llenar el depósito.
Frustrado, se dirige a una segunda gasolinera donde se atrinchera. Comienza entonces una dura negociación que acaba con la rendición del hombre. Sólo pide algo a cambio: cigarrillos.
La Policía accede, pero pone sus propias condiciones. Cigarro sí, pero electrónico que le entregó un robot. Tras obtenerlo, el hombre se entregó a las autoridades poniendo fin a seis horas de amenazas.