El 2 de octubre de 2009, el pesquero Alakrana, con 36 tripulantes a bordo, fue secuestrado por piratas somalíes en aguas del océano Índico, a unas 400 millas de la costa. Durante 47 días, los marineros vivieron momentos de extrema tensión, miedo y violencia, mientras las autoridades españolas y el CNI llevaban a cabo intensas negociaciones para asegurar su liberación.
El patrón del barco relató el infierno que vivieron, siendo golpeado y atado en numerosas ocasiones. "Nos pegaban y nos amarraban. Fue un infierno", dijo tras ser liberado. Mientras tanto, en el pueblo vasco de Bermeo, de donde procedían varios de los marineros, la tensión era palpable. "Todo el pueblo estaba nervioso y triste", declaró el entonces alcalde Xavier Legarreta. Comercios cerraron en solidaridad con las familias, y la incertidumbre crecía al no tener noticias del estado de los secuestrados.
La Armada Española movilizó helicópteros y la fragata de Canarias, mientras el gobierno español, liderado por José Luis Rodríguez Zapatero, gestionaba la crisis. Tras 47 días de cautiverio, el 17 de noviembre, el Alakrana fue finalmente liberado. Aunque nunca se reveló la cifra exacta del rescate, lo cierto es que aquel episodio marcó un antes y un después en la lucha contra la piratería en aguas internacionales.
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Nada más pisar tierra en las Seychelles, los marineros se reencontraron con sus familias, poniendo fin a una de las mayores pesadillas vividas en la historia de la pesca vasca.