El embalse de Entrepeñas, situado en la en la zona donde menos llueve de España, se encuentra prácticamente seco. Las autoridades castellanomanchegas piden que se interrumpa el trasvase al Segura.

No solamente en la pretensión de paralizar el trasvase están el gobierno regional y los alcaldes de la zona, sino también muchos empresarios que están sufriendo las consecuencias de la sequía. Los vecinos aseguran que la sequía del embalse es notable. "Pedimos urgentemente que se cierre el trasvase porque la situación es extrema" asegura un vecino.

Sin embargo, hay voces que defienden el trasvase. En la Comunidad Valenciana, se eleva la preocupación ya que más de 8.000 regantes dependen de este trasvase para su supervivencia. En municipios como Albatera, en Alicante, se pueden observar multitud de campos abandonados por la falta de agua.

Sólo en la provincia de Alicante, el agua del Tajo riega unas 130.000 hectáreas de cultivo. Si se llegase a paralizar el trasvase, los agricultores no ven ninguna salida. Aseguran que tendrían que acudir al agua desalada, que puede llegar a ser tres o cuatro veces más cara, lo cual les haría menos competitivos.

"Paralizar el trasvase Tajo-Segura sería una ruina total para el campo" afirma un agricultor de Alicante. "Supondría, además de una ruina, la pérdida de muchos puestos de trabajo" dice otro trabajador. Por ello, piden que se cumplan los acuerdos marcados por la ley, ya que "el memorando no se está cumpliendo y es un engaño para la zona de Murcia" asegura un afectado.

Desde la Generalitat Valenciana, Mónica Oltra ha lanzado duras acusaciones en las que habla de "pinchazos ilegales de pozos" y asegura que el Gobierno Valenciano tiene "un compromiso con los regantes del sur". Por su parte, Emiliano García Page afirma que fue votado "para defender el Tajo".

El hecho supone un nuevo foco de conflicto abierto entre las dos comunidades. Un problema en el que todavía falta mucho para asegurar que existe una solución viable.