Rebecca Stewart empezó su tratamiento de quimioterapia cuatro días antes de cumplir 29 años. Tenía por delante nueve meses de tratamiento. Sin embargo, a las pocas semanas, "no tenía mucha libido, y cuando tenía ganas, físicamente el cuerpo" no le dejaba "hacer nada", tal y como recuerda. "Tenía sequedad vaginal", cuenta, un efecto secundario del que nadie le había hablado.
"Me quedé un poco colgada. No sabía qué podía hacer", expresa. Así, decidió contárselo a su oncóloga. "Me dijo que no sabía si era normal, que creía que sí, pero que como la gente no lo habla...", relata Rebecca.
Sin embargo, sí se habla de las secuelas que producen los tratamientos, como la caída del pelo, las náuseas o la falta de apetito. En este sentido, Sonia Servitjà, jefa de la Unidad de Cáncer de Mama del hospital del Mar, afirma que "socialmente la sexualidad parece que pueda ser secundaria; parece que lo importante en una paciente con cáncer de mama es curarse y que no importa si tiene problemas sexuales".
Pero la realidad es que sí importa, tal y como defiende Sonia Servitjà: "Es un tema igual de importante que otros efectos conocidos como las náuseas, los vómitos o la pérdida de pelo".
"La sexualidad es tan importante como el pelo", manifiesta al respecto Rebecca Stewart. Para romper con el tabú, ella, que es directora de cine, decidió rodar 'Báñame', una película con la que pretende provocar esa conversación. "Yo recuerdo estos momentos que eran muy bonitos, muy íntimos, en los que él me lavaba los pies y me ponía jabón detrás de mis rodillas".