El Tribunal Supremo ha fijado que debe estudiarse un caso de paternidad del hijo de una prostituta que se desestimó hace 35 años, cuando se denegó la petición de la madre al no poderse acreditar quién era el padre, bajo el argumento de que ella, "por su profesión", había podido "tener más relaciones con otros hombres", pese a que una prueba biológica determinó que había un 99,3% de probabilidad de que un hombre fuera el padre.
Ahora, los magistrados han reconocido el derecho del hijo a esclarecer si ese hombre, cuya paternidad era "extremadamente probable", es o no su padre biológico. En este sentido, han incidido en que el interés que asiste a los hijos de saber y conocer quién es su padre es "encuadrable en la tutela judicial efectiva que a los mismos ha de otorgársele", e "incluso resulta necesaria para la determinación genética, y puede ser vital para preservar la salud".
El supuesto padre defiende que es un caso "que ya se juzgó"
De esta forma, la Sala de lo Civil ha concluido que debe prevalecer el derecho del hijo a reclamar que se aclare quién es su progenitor frente al principio de seguridad jurídica que alega el supuesto padre, que dice que el asunto "ya se juzgó" en su día. Por ello, el tribunal ha enviado el caso de vuelta a la Audiencia Provincial de Granada.
El caso tiene su origen en la demanda que presentó un hombre contra su madre y contra el que cree es su padre para conseguir que los tribunales proclamen que es el hijo biológico de ambos y así lo ordenen hacer constar en el Registro Civil. El demandante, que nació en Andalucía en 1986, aseguró que era "fruto de una relación extramatrimonial" entre su madre y el hombre al que demanda.
Así, alegó que su madre, cuando tenía 18 años, reclamó por la vía legal a dicho hombre que reconociera la paternidad y la pensión de alimentos del entonces menor. Según consta en la sentencia, en aquella ocasión el juzgado correspondiente practicó una prueba biológica que concluyó que "la probabilidad de paternidad era del 99,3%". Sin embargo, se dijo que la prueba arrojaba "una mera probabilidad", "insuficiente y no concluyente".
Además, aunque el hombre también reconoció haber mantenido "al menos una relación sexual" con la mujer, se desestimó el caso porque no se pudo acreditar la paternidad porque ella, "por su profesión", había podido "tener más relaciones con otros hombres".
Ahora, el hijo en cuestión ha llevado el caso a título personal ante la Justicia. Por su parte, el presunto padre pidió a los tribunales que no entraran en el asunto porque, a su juicio, "era una cosa ya juzgada" y se negó a practicar una nueva prueba biológica. En un primer momento, los tribunales de instancia dieron la razón al hombre, pero el joven ha recurrido hasta llegar al Supremo.
"Debe prevalecer la realidad biológica y el derecho natural"
En 22 folios, el Alto Tribunal ha señalado que "en esta clase de procesos, debe prevalecer la verdad material, la realidad biológica y el derecho natural". En este sentido, ha señalado que el Código Civil dispone que "las sentencias firmes sobre filiación no impedirán que pueda ejercitarse de nuevo la acción que se funde en pruebas o hechos solo previstos por la legislación nueva".
Al hilo, los magistrados han subrayado que el Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) reconoció en 2014 el derecho a revisar una sentencia firme con base en el respeto a la vida familiar de toda persona cuya filiación se revise para "conocer la verdad biológica".
En la resolución, de la que ha sido ponente el magistrado José Luis Seoane, el Supremo ha explicado que la primera vez que se interpuso demanda para esclarecer el asunto de la paternidad fue cuando el hijo en cuestión era un recién nacido, y ha subrayado que entonces, la madre --de 18 años-- "carecía de recursos propios para litigar, por lo que se acogió a los los beneficios de la justicia gratuita".
El tribunal ha destacado que aunque la madre apeló el archivo de la demanda, "por razones que se desconocen, no se llegó a formalizar el recurso", algo que, según han indicado, "propició que el menor sufriese una lesión en su interés superior". En este sentido, los magistrados han recordado que la Convención sobre Derechos del Niño de Nueva York reconoce el derecho de los menores de "conocer a sus padres y ser cuidados por ellos".
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