El Arco de Constantino, levantado junto al Coliseo, y el metro de Roma, con varias estaciones cerradas este miércoles por los trabajos de reparación, resultaron dañados por la fuerte tormenta que sacudió horas antes el centro de la capital italiana.
Una potentísima tromba de agua sacudió el centro histórico de Roma, donde este martes cayeron en sólo una hora más de 80 mm de lluvia por metro cuadrado, la misma cantidad que en un mes de otoño, además de alcanzarse rachas de viento de 90 kilómetros por hora, informó el Ayuntamiento.
Un rayo fue el causante de los daños en el Arco de Constantino, pues provocó que se desprendieran algunos fragmentos del popular monumento triunfal erigido en el año 315 para conmemorar su victoria. Los técnicos del Parque Arqueológico del Coliseo evaluarán hoy los daños, después de que tras la sacudida del rayo se desplegase de inmediato una operación que permitió recuperar y proteger todos los fragmentos caídos, explicó el organismo.
Hace apenas dos días habían comenzado las obras de restauración de la fachada sur del arco. Además, el metro de Roma se encuentra parcialmente cerrado para que se ultimen los trabajos de reparación de superficies y sistemas en algunas estaciones que resultaron inundadas por la lluvia, que provocó la indisponibilidad temporal de algunos servicios.
Los técnicos de Atac, la empresa que gestiona los transportes públicos de la capital italiana, trabajan desde anoche para secar y restaurar las zonas de la estación invadidas por el agua que llegó, hasta los andenes en algunos tramos. La circulación de trenes está activa en toda la línea, pero para mayor protección se ha reforzado el tramo central con un servicio de autobuses, según Atac.
"El suceso que ha golpeado Roma no tiene precedentes, porque ha sido muy potente y se ha concentrado en muy poco tiempo y en algunas zonas de la ciudad, empezando por el centro histórico", dijo el alcalde, Roberto Gualtieri, tras la reunión convocada anoche con los responsables de la policía local y Protección Civil, entre otros.
Gualtieri explicó que la tormenta, que causó derrumbes y caídas de árboles, obligó a "realizar más de 400 intervenciones con gran rapidez y eficacia para ayudar a los ciudadanos y al tráfico" y los daños se minimizaron "por nuestro plan de adaptación al clima y las numerosas acciones que ha identificado y puesto en marcha".
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"Cada vez está más claro que la cuestión del cambio climático y su impacto en nuestras vidas es ya inevitable para todos. Lo estamos afrontando con seriedad y decisión, empezando por nuestro plan de adaptación al clima" y "es bueno que se esté desarrollando una conciencia generalizada de que nada volverá a ser como antes", añadió.