Después de meses de angustia, José Antonio empieza a recuperar la sonrisa. Su nieta de diez años se contagió de la ameba 'comecerebros' en una pisicina climatizada de Torrijos, en Toledo. "Le dolía la cabeza, los oídos y no quería ir al colegio porque estaba muy desanimada", cuenta su abuelo.
Tenía síntomas parecidos a la meningitis, pero los médicos no daban con ello hasta que encontraron algo impactante en su cerebro: una ameba letal en el 97% de los casos. "La metieron en la UCI por la gravedad de la niña hasta que todos los análisis de los distintos hospitales a los que han ido dieron con ello", explica José Antonio.
Viven en aguas estancadas y cálidas. Entran a nuestro organismo cuando aspiramos agua por la nariz, sube por el tabique nasal, atraviesa el hueso etmoide y, desde ahí, viaja hasta el cerebro. Sus efectos son devastadores. "Causa hemorragias e infección dentro del cerebro y lo va destruyendo, de ahí su nombre", detalla Javier Arranz, coordinador del departamento de Enfermedades Infecciosas de las islas Baleares.
Un conjunto de fármacos logró frenar la enfermedad. A la nieta de José Antonio todavía le queda alguna secuela en el habla, pero los médicos confían en que su recuperación total.