Doce de los 49 asesinos machistas de 2021 contaban con antecedentes por malos tratos con parejas anteriores, al menos dos de ellos denunciados por dos mujeres y otros dos con medidas de alejamiento a otras víctimas que, incluso, habían quebrantado.
Son algunos de los datos del Observatorio contra la Violencia Doméstica y de Género del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) que analiza las circunstancias de los 49 crímenes machistas de 2021 y estudia los asesinatos en los que ha existido un procedimiento judicial previo o las medidas de protección impuestas en cada caso.
Cuando se debate la posibilidad de comunicar a las víctimas que denuncian los antecedentes de sus parejas y de reforzar los sistemas de valoración de riesgo, el informe publicado este miércoles incluye los casos de los agresores persistentes, aquellos que cuentan con denuncias o condenas de malos tratos previos y que en 2021 fueron doce de los 49 hombres que mataron a sus parejas o exparejas.
Diez de estas 49 mujeres asesinadas en 2021 habían presentado denuncia, lo que dio lugar a, al menos, 16 procedimientos judiciales contra el agresor porque en cinco casos la víctima presentó más de una denuncia o tenía más de un procedimiento judicial contra el agresor.
De las diez mujeres que denunciaron, nueve solicitaron en dependencias policiales medidas de protección. Solo en un caso se denegó la petición al no apreciar VioGén situación objetiva de riesgo, por lo que siete víctimas contaron con medidas de protección del agresor frente a su víctima que consistieron en todos los casos en alejamiento y en prohibición de comunicarse con la mujer. Ahora bien, solo cuatro de ellas tenía estas medidas en vigor cuando fueron asesinadas.
Respecto a las valoraciones del riesgo mediante el sistema VioGén ante las fuerzas de seguridad, en ningún caso de las diez mujeres que denunciaron se apreció riesgo extremo, en tanto que hubo un caso en riesgo alto, cuatro en medio y dos en los que no se apreció la existencia de riesgo.
En más de la mitad de los casos (60 %) se trataba de episodios de violencia física (empujones, tirones de pelo, todo tipo de golpes e intentos de asfixia); en uno de cada cuatro (25 %) la denuncia fue por violencia psicológica (amenazas de muerte, insultos, desprecios y vejaciones o amenazas de privar a la víctima de sus hijos); en el resto de casos (15 %) fueron por quebrantamiento de las medidas de protección.
En el 39 % de los casos víctima y asesino estaban casados y en el 37% mantenían una relación sentimental. En el 24% de los casos ya no eran pareja. A partir de los expedientes policiales, el informe dibuja el perfil de los asesinos machistas, con una media de edad de 49 años (cuatro años y medio más que la víctima) y de nacionalidad española en siete de cada diez casos. En el 43 % de los casos el hombre fue detenido tras el asesinato y en el 28,6%, se suicidó.
Como en años anteriores, casi la mitad de las víctimas mortales tenía entre 26 y 45 años. El 57 % eran de nacionalidad española; y entre las extranjeras, la mitad procedían de países latinoamericanos y casi el 29 %, de otros países europeos.
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El domicilio común o el de uno de los miembros de la pareja o expareja fue el escenario de ocho de cada diez asesinatos. Según el informe, seis de cada diez mujeres asesinadas convivían con el agresor en el momento del crimen, cometido en casi la mitad de los casos con un arma blanca.
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