El culebrón de las clarisas suma un nuevo capítulo mientras el Vaticano intensifica su lucha contra el falso obispo Pablo de Rojas y su portavoz. La disputa alcanza su punto álgido con la prohibición expresa de permanecer en el monasterio de Belorado, en Burgos, donde han encontrado refugio desde que las monjas clarisas renegaron de la Iglesia de Roma.

Incluso se amenaza con la excomunión de las monjas si persisten en su afiliación a la Pía Unión de San Pablo. El arzobispo Mario Iceta ha enviado un burofax a la madre abadesa, sor Isabel, anunciando el fin de su mandato y asumiendo el control del convento.

El enfrentamiento alcanza a José Ceacero, portavoz de las monjas, quien también es vetado de permanecer en el convento. Las medidas son claras: expulsión inminente y excomunión para quienes no renieguen de su afiliación.

El Vaticano reafirma su control sobre los bienes eclesiásticos y advierte a las monjas que todos los activos pertenecen a la comunidad eclesiástica, no a ellas individualmente.