Todos los vecinos de La Llagosta a una, contra la familia conflictiva que les quita el sueño. Fue una batalla campal en dos actos: desde el balcón volaban los objetos y mientras, en el portal, un grupo de manifestantes intentaba entrar por la fuerza.
En la batalla campal volaban banquetas de madera, entre objetos de todo tipo, proyectiles de ida y vuelta. Ya mudados de balcón, Vanessa, la matriarca de la familia, lanzó un radiador al que le siguieron trozos de madera de puertas de armarios.
Los Mossos sacaron a la familia de la vivienda para evitar un linchamiento yaún no han vuelto a ella. Los vecinos se citaron en manifestación por estar hartos de los robos, amenazas e inseguridad que, dicen, les crea esta familia. "Llevan navajas todos, y te tienes que enfrentar a ellos con las mismas armas, como mínimo, porque si no te pegan una puñalada", cuenta un vecino.
Sobre todo los hijos de 18 y 13 años. Vanessa nos lo reconoce: "la han liado un poquito más, yo no lo niego. Perono para que se crean que somos etarras". El Fuenteovejuna barcelonés tiene drama, vecinos levantados en armas y también alcalde, al que Vanessa quiere denunciar por los destrozos en su vivienda.
Cientos de vecinos vuelven a esperarles en la calle. Vanessa aceptaría irse a otra vivienda similar, pero el alcalde ha pedido ayuda al Govern porque no encuentra solución.
En el año 1764
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Valentín Pinaglia, quien ha sido parte de la 13ª generación de loteros de la familia, se despide tras haber mantenido viva una tradición que ha resistido "dos guerras mundiales, dos revoluciones, una guerra civil… Solo cerró unos días con la pandemia".