Tras dos días de trabajos 'in situ' sin descanso, las cifras del voraz incendio del barrio de Campanar, en Valencia, parecen estar cerradas. El fuego se ha cobrado la vida de 10 personas y 138 viviendas han quedado calcinadas. Entre los 15 heridos, siete fueron bomberos y dos de ellos continúan ingresados, aunque no se teme por su vida. Ahora, las autoridades centran sus esfuerzos en resolver las incógnitas del caso y dotar de ubna alternativa a quienes lo han perdido todo.
El Ayuntamiento de Valencia ha asegurado que fletarán un bloque de viviendas adquirido por el Consistorio para vivienda protegida como solución inicialpara quienes han perdido sus casas en el incendio. Todo tras pasar sus primeras noches en un hotel habilitado para los afectados.
Los vecinos de Campanar también se han volcado con la tragedia. La ola de solidaridad ha pasado por cientos de personas tratando de colaborar con comida, medicinas, techo o ropa para los afectados. Incluso algunas empresas han cedido sus servicios para hacer frente a sus necesidades.
Las historias humanas también sobresalen entre la tragedia. Es, por ejemplo, la de Julián, conserje del edificio, que se esforzó hasta que las llamas recubrían toda la estructura en informar a todos los vecinos y tratar de ayudarles a escapar.
Tras ello, el edificio quedó reducido a un esqueleto gigante en el que todo lo que queda son escombros. Durante 12 horas, los bomberos trataron de salvar vidas y apagar un fuego que incluso llegó a ponerles en riesgo . Así lo ha descrito uno de ellos: "No paraban de pedir auxilio y socorro. Algunos estaban llorando porque no les quedaba aire. Podrían haber muerto cuatro o cinco perfectamente. Por las escaleras se encontraron compañeros quemados ya balbuceando que no sabían ni por donde iban".
Esa voracidad avivó la primera incógnita. La rapidez con la que se propagó el fuego y la carbonización de gran parte de la fachada plantean numerosas dudas sobre los materiales con los que se creó el edificio. La promotora Fbex -desaparecida en 2010 tras entrar en quiebra- anunciaba la finca en 2005 como residencias de ensueño con "materiales innovadores". Todavía está por determinar si se trataba de poliuretano, lana de roca o polietireno.
Lo que sí es conocido es que se trataba de una fachada ventilada. Es decir, compuesta por una fachada que tiene el aislamiento térmico externo, con una cámara de aire y completada con un material de fachada.
Efecto 'dominó' y un punto de inflexión
El trágico suceso ha provocado un efecto espejo. De hecho, la alcaldesa de Valencia, María José Catalá, está convencida de que marcará un punto de inflexión sobre los materiales empleados en la construcción en España.
De hecho, las autoridades catalanas han planteado la evaluación de sus edificaciones para descubrir si han usado poliuretano como aislante. La Dirección General de Ordenación del Territorio de la Generalitat ha planteado la constitución de un grupo de trabajo para evaluar si existen edificios en Cataluña que hayan usado este material, que podría haber causado la rápida expansión del fuego en el inmueble incendiado en Valencia.
Fuentes de la consellería de Territorio han explicado que en este grupo de trabajo participarán colegios profesionales como el de Arquitectos o el de Arquitectos Técnicos de la Edificación. "El objetivo del grupo de trabajo será definir las acciones y medidas pertinentes al respecto de posibles edificios en riesgo por esta patología en Cataluña", añaden las mismas fuentes.
La Generalitat no tiene constancia de que exista algún inmueble en Cataluña que haya usado el poliuretano como aislante y señala que desde 2006 "el código técnico obliga a comunicar tanto el inventario de los materiales como la documentación de los proyectos constructivos a los colegios profesionales", con lo que la administración autonómica no dispone de forma directa de esa información.