Harto de no poder revelar quién es verdaderamente, sin complejos y sin tapujos un anciano de 90 años ha gritado a los cuatro vientos que es gay. Kenneth Felts ha salido del armario a través de Facebook porque no quería seguir mintiendo, porque la vida es demasiado bonita como para vivirla escondido.
"Soy gay, soy libre", asegura Felts al tiempo que destierra para siempre sus temores.
Este anciano estadounidense quería llevarse su secreto a la tumba, según publica CNN, pero ha decidido que su ejemplo de dar un paso al frente puede ayudar a muchos a decir adiós a una vida repleta mentiras por miedo.
Nació en 1930 y desde bien pequeño supo que le gustaban los chicos. A los 12 años, un amigo le invitó a una fiesta de pijamas en su casa, era invierno y como no tenía calefacción se quedaron abrazados en la cama a la hora de dormir. Fue en ese instante exacto cuando Felts tuvo muy claro que era gay.
Jamás tuvo novias, se alistó en la Marina de Estados Unidos y estuvo en la Guerra de Corea. Después de volver a su país, el joven Kenneth Felts conoció en su trabajo en 1957 a Phillip Allen Jones, el amor de su vida.
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Lo suyo fue un auténtico flechazo, tras varias citas prohibidas comenzaron a vivir una historia de amor furtivo. Al principio, se veían de vez en cuando, luego más a menudo y finalmente acabaron viviendo juntos. Todo fluía entre ellos. "Nos quedábamos en la cama como si los dos fuésemos uno", recuerda.
Sin embargo, con el paso del tiempo los prejuicios de la sociedad estadounidense empezaron a pesar sobre los dos. "Todavía no había aprendido que el 'pecado' se define por la cultura en la que uno está consignado al nacer, no es una ley cincelada en piedra que nunca podría cambiarse", afirma Felts.
Coartado y presionado, finalmente huyó de sí mismo dejando atrás todo lo que más quería. "No recuerdo lo que le dije a Phillip sobre el motivo de mi partida. Fuera lo que fuera, no era la verdad", cuenta.
Kenneth Felts había crecido en un entorno muy marcado por la moral y la religión que condicionó su vida y le obligó a 'escapar'.
A pesar de que Phillip trató de ponerse en contacto en diferentes ocasiones, él jamás le respondió: "Nunca pude hacerlo. Nunca volví a hablar con Phillip, aunque me escribió varias cartas. En su último mensaje me dijo que si no respondía, no volvería a molestarme. No había respondido a sus cartas anteriores y, nuevamente, no respondí. Esa fue una decisión de la que me he arrepentido durante mucho tiempo e incluso ahora, todavía lo hago".
Después, en un grupo de jóvenes de su iglesia, Felts conoció a una mujer con la que se casó y tuvo una hija. Como era de esperar, su matrimonio fue un fracaso y terminó divorciándose en 1980.
Paradójicamente, cuando su hija Rebecca le dijo que era lesbiana, su primera reacción fue de cabreo. Sin embargo, pronto cambió su actitud y decidió respaldarle en todo.
Tras varios años, ha sido precisamente a ella a la primera persona a la que le ha dicho que es gay antes de hacerlo público en las redes.
En esta nueva etapa de su vida, ya sin ataduras, pero sin olvidar a quien es su verdadero amor, Kenneth Felts ha tratado de encontrar a Phillip. "Siempre he esperado que Phillip encontrara la paz y el amor reconfortante que se merecía y que yo nunca volvería a alcanzar", sostiene.
Sin embargo, Phillip Allen Jones murió en 2013 sin saber que él nunca lo olvidó. "Lo amé hasta el final", lamenta.