Siguiendo la teoría del biólogo Richard Dawkings, los memes siguen un proceso evolutivo. Primero es la fecundidad, las buenas ideas. Por ejemplo, la novia psicópata. Lo que para una joven comenzó como un inocente vídeo, acabo siendo uno de los memes más reproducidos en la web.
Segundo, longevidad. Hay memes que llevamos viendo años. Está el del loco de los aliens del History Channel, la cara de duda de Fry o cualquier mueca de Nicholas Cage.
Y, por úlitmo, está la fidelidad de replicación, es decir, el calado que tienen en nosotros. Y no es ninguna tontería, hay tuiteros que parece que piensan en un idioma diferente: son auténticas fábricas de memes.
Ningún político está a salvo de las fauces de la imagen retocada como es el caso de Mariano Rajoy o Màxim Huerta. Tampoco nos da miedo reírnos del terrorismo: este verano el hijo de la Tomasa se convertía en todo un fenómeno viral.
Un nuevo estudio ha rastreado más de 100 millones de memes y se ha encontrado con que la gran mayoría proviene de dos páginas: 'REDDIT' Y '4CHAN'. Estas webs son el caldo de cultivo para los más frikis, son una cantera de memes.
Y es los memes nos llegan, los tenemos que compartir y son un reflejo de la sociedad en la que vivimos. Básicamente, los memes nos divierten porque dicen la verdad.