El suceso tuvo lugar en la isla Okaloosa, en Fort Walton, Florida. Allí, Stephanie Adcock grabó cómo al menos siete tiburones se hallaban cerca de la orilla y parecían están desorientados.
Algunos bañistas, que se encontraban nadando en el mar, entraron en pánico al ver a los animales de más de dos metros de largo. "Un amigo de mi hijos estaba buceando y todos le gritábamos, pero no era consciente de lo que estaba pasando", ha declarado en redes sociales Adcock.
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No obstante, los más valientes se acercaron para tratar de ayudar a que los tiburones regresaran hacia las profundidades sin demasiado éxito.