El rey de Jordania, Abdalá II, usó una estructura offshore de hasta 36 sociedades en las Islas Vírgenes Británicas para ocultar su abultado patrimonio y comprar hasta catorce mansiones de lujo en Estados Unidos y Reino Unido. Así se desprende de los Pandora Papers, una investigación del Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICJI), en la que han participado laSexta y El País.
Según la investigación, un contable inglés en Suiza trabajó junto a abogados de las Islas Vírgenes Británicas para ayudar al soberano, marido de la reina Rania, a comprar las propiedades de manera secreta. En total, entre 1995 y 2017, le crearon tres docenas de sociedades pantalla con la ayuda del despacho panameño Alemán, Cordero, Galindo & Lee (Alcogal).
Así, Abdalá II adquirió tres mansiones en la costa de Malibú (California, EEUU) por 68 millones de dólares apenas pocos años después de la Primavera Árabe, cuando los jordanos salieron a las calles para protestar contra el desempleo y la corrupción.
Una de ellas la compró en 2017 y a través de una sociedad offshore en las Islas Vírgenes Británicas. A cambio, pagó 23 millones de dólares. Además, hizo un desembolso extra para que otra mercantil del archipiélago, controlada por sus asesores de Suiza, actuara como directora nominee –sociedad pantalla- de la compañía que se hizo con la mansión y así dificultar la identificación del rey.
Tanto es así, que en los correos que se intercambiaban los asesores del rey y el despacho Alcogal se referían a Abdalá como “Quien tú sabes”. El objetivo: que no se trasladara el nombre del rey a las autoridades de las Islas Vígenes.
La versión de los abogados británicos del rey es que la ley jordana no le obliga a pagar impuestos y que, además, tiene razones de seguridad y privacidad para controlar propiedades a través de sociedades offshore. Con todo, aseguran que el rey nunca malversó fondos públicos. También defienden que la mayoría de las sociedades en cuestión no tienen relación con el monarca o ya no existen, pero no aportan más detalles.
Según varios expertos en Oriente Medio consultados por el ICIJ, al ser el jefe de Estado de un país pobre y dependiente de la ayuda extranjera tiene razones para no ostentar su riqueza.
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“Si el rey de Jordania exhibiera su riqueza de manera más abierta, no solo generaría antagonismos en su población, sino que enfadaría a los países occidentales que han aportado ayuda humanitaria”, señala la experta en autoridades políticas y religiosas de Oriente Medio Annelle Sheline.