España se unirá al procedimiento por genocidio contra Israel en el Tribunal de la Haya, pero el ministro de Exteriores, José Manuel Albares, rechaza ir más allá y retirar a la embajadora española, como sí hizo en el caso de Argentina y le pide Sumar, su socio en el Gobierno de coalición. "No me planteo la retirada ni ruptura de relaciones diplomáticas", confirma en Al Rojo Vivo.

"Puedo entender que haya momentos de indignación en los que uno solicita medidas, pero sinceramente no creo que esa medida ayude a traer la paz ni que las sentencias del Tribunal Internacional de Justicia sean aplicadas", argumenta el titular de Exteriores.

"No tenemos nada contra el pueblo de Israel, queremos tener las mejores relaciones posibles con el pueblo de Israel, que es un pueblo amigo de España, nosotros creemos firmemente en la existencia del Estado de Israel, por eso creemos en la solución de dos Estados, por eso hemos reconocido el Estado de Palestina, para que puedan existir y coexistir en paz y seguridad", defiende Albares.

A su juicio, "la medida fácil, efectista, hubiera sido retirar tal vez a la embajadora", pero no ve "en qué hubiera ayudado eso a la paz". En cambio, reivindica la decisión de unirse al proceso iniciado por Sudáfrica en el Tribunal Internacional de Justicia, "mucho más elaborada, mucho más compleja, con muchas más dificultades" pero, sostiene, "es la que al final traerá la paz definitiva".

¿Por qué con Argentina sí y con Israel no?

Sin embargo, el Gobierno sí optó por retirar a su embajadora de Argentina tras el choque diplomático por los ataques de Javier Milei contra Pedro Sánchez. Preguntado por qué en un caso sí y en el otro no, cuando la situación es más grave en Gaza, donde Ejército israelí ha matado a decenas de miles de personas, Albares esgrime que "son dos casos completamente distintos".

"Estamos hablando de un caso único en la historia de las relaciones diplomáticas", sostiene el ministro de Exteriores sobre lo ocurrido con Milei, "un jefe de Estado", presidente de "una República hermana", que "se desplaza a la capital de España y profiere un ataque y unos insultos muy claros a las instituciones españolas". "Eso necesitaba una respuesta diplomática como la que se hizo", defiende.

"No podemos permitir que un jefe de Estado de otro país acuda a nuestra capital a insultar gravemente y atacar a nuestras instituciones", insiste, señalando en cambio que "la búsqueda de la paz requiere otros instrumentos, otras medidas, tal vez igual de contundentes que la que se tomó con Argentina, pero por otros cauces". "Aquí estamos en la defensa de la paz y de la legalidad internacional", zanja.