En Osmaniye
Así es la vida en un campo de damnificados por el terremoto en Turquía: "Hay unas 3.000 personas"
"Pensé que era el fin del mundo. Tenía mucho miedo, miré por la ventana... Todos los coches, la gente, familias completas estaban fuera", relata Mehmed, uno de los afectados por el seísmo que ahora vive en un campamento en Osmaniye.
Tras el terremoto, decenas de miles de turcos y sirios se ven obligados a vivir en tiendas de campaña en ciudades improvisadas. Es el caso del campo de damnificados en Osmaniye, una de las zonas más golpeadas por la devastación tras el seísmo del pasado lunes.
El enviado de laSexta Albert Naya se ha desplazado allí para relatar en Al Rojo Vivo cómo está siendo la adaptación de los miles de afectados a su nueva realidad tras la tragedia: "Ahí vienen las familias afectadas por el terremoto, son miles. El campo está totalmente lleno", detalla. Desde un camión reparten comida a los damnificados, pero no hay peleas para hacerse con ella: pese a las largas colas, se lo toman con mucha paciencia y no se han producido habido peleas.
En el vídeo que ilustra estas líneas pueden verse asimismo las tiendas que ahora mismo podrían estar albergando a unas 3.000 personas que han perdido sus casas o han tenido que abandonarlas por el riesgo del derrumbe. Y es que, según explica el corresponsal, muchos edificios han quedado severamente dañados, por lo que regresar a ellos es muy peligroso, cuando además siguen produciéndose réplicas.
Por otra parte, en las últimas horas han surgido las primeras protestas contra la gestión del desastre por parte del Gobierno de Erdogan, sobre todo muchas críticas porque los equipos de rescate no estaban llegando a todos los lugares donde tenían que llegar.
El periodista entrevista desde el campo a Mehmed, uno de los damnificados, que relata que el seísmo le pilló durmiendo: "Me desperté y pensé que era el día del fin del mundo", cuenta el joven. "Tenía mucho miedo", afirma este ciudadano, que explica al asomarse a la ventana vio a familias completas en la calle. Después salió de casa con su familia y fue a comprobar si su abuela estaba bien. "Luego vinimos aquí", agrega.
"Esta área tiene unas 300 tiendas y 3.000 personas se quedan aquí", precisa Mehmed, que explica que allí les dan mantas, agua y comida. Puedes escuchar su testimonio en el vídeo que ilustra estas líneas.
Ya no solo se lucha en el campo de batalla
El gran poder de Elon Musk para influir en las guerras: "Solo tiene que desactivar los servicios en un área geográfica..."
El espacio es ahora clave en las guerras. En especial, en el conflicto que mantienen Rusia y Ucrania. Ahí aparece un Elon Musk que en su día ofreció a Zelenski su Starlink cuando su sistema VIASAT fue destruido.