Ángel Hernández, uno de los policías heridos en las protestas de Tsunami Democràtic, relata que temió por su vida y que aún hoy sufre secuelas psicológicas. El agente, que ha declarado este martes ante el juez Manuel García-Castellón en la Audiencia Nacional, ha insistido en que se consideran "víctimas de terrorismo" y pide que lo ocurrido en la plaza de Urquinaona el 18 de octubre de 2019 "tenga las repercusiones que tiene que tener".

"En algún momento sentí peligro por mi vida, de hecho mi integridad física resultó dañada gravemente. Psicológicamente también tengo unas repercusiones, unas secuelas", ha indicado Hernández a preguntas de la prensa. El agente, que no ha querido pronunciarse sobre la cuestión de la amnistía, ha insistido en que su único deseo es "que se haga justicia" y "que los hechos que ocurrieron en Barcelona en esas fechas no se vuelvan a producir, porque fueron una auténtica salvajada".

Hernández ha descrito también el momento en que resultó herido durante las protestas en la plaza de Urquinaona: "En un momento dado, un adoquín de grandes dimensiones lanzado desde la azotea de un edificio cae en la confluencia de Jonqueres con Trafalgar. Impactó en mi antebrazo y tuve una fractura abierta de la cual ya he sufrido dos intervenciones quirúrgicas", ha relatado, señalando que, además, sufre "estrés postraumático".

"Las imágenes las vimos todos. Nos podemos hacer una mínima idea de lo que vivimos los policías en Barcelona esos días", ha añadido el agente, que ha explicado que desde entonces no ha vuelto a trabajar: "Ese fue mi último servicio. Desde ese momento, el 21 de mayo de 2021 me jubilaron por una incapacidad permanente total", ha detallado.

Además, ha explicado que las ambulancias no podían acceder al lugar por los cortes en las calles: "Un traslado desde Jefatura Superior hasta el hospital podía demorarse 45 minutos o una hora porque había bastantes calles cortadas y no se podía acceder al hospital y había que dar rodeos", ha recordado.