El intento de asesinato de Donald Trump durante el mitin que ofrecía el pasado sábado en Butler, Pensilvania, ha sacudido la política estadounidense y la campaña de las elecciones presidenciales.

Un tiroteo en el que el expresidente republicano salvó la vida por escasos milímetros, pero que se saldó con una víctima mortal y dos heridos más, mientras que el atacante, un joven de 20 años identificado ya como Thomas Matthew Crooks, fue abatido por el Servicio Secreto.Todo pasó muy rápido, pero el atacante habría disparado hasta ocho tiros, según el recuento de 'The New York Times'.

Trump comenzaba el acto electoral en esa localidad de Pensilvania con casi una hora de retraso y ante miles de sus seguidores. Era un mitin importante, el último antes de la Convención Nacional Republicana que arranca este lunes y que confirmará oficialmente su candidatura presidencial. Sobre el escenario, el exmandatario hablaba de inmigración. Eran las 18:12 horas y, cuando Trump apenas llevaba unos minutos hablando, Crooks comenzó a disparar.

Lo hizo desde un tejado situado a unos 137 metros de distancia de la tribuna donde se encontraba el magnate, un lugar que en principio se encontraba fuera del perímetro del acto de campaña. Apenas unos segundos después, el presunto autor era abatido por un francotirador del Servicio Secreto posicionado cerca del escenario.

Sin embargo, al menos tres asistentes al mitin fueron alcanzados por los disparos: uno de ellos era Corey Comperatore, un bombero de 50 años que murió al recibir un disparo en la nuca cuando intentaba proteger a su familia de las balas.

El arma que utilizó Crooks era un rifle de asalto AR-15, con un alcance efectivo de hasta 700 metros. Se la conoce como el arma favorita de los tiradores en masa y se ha utilizado en al menos un centenar de tiroteos masivos en Estados Unidos en la última década. Es una de las más vendidas en el país norteamericano. En este caso, presuntamente pertenecía al padre del tirador.