José María Aznar salió ileso del atentado que ETA perpetró contra él en 1995, en el que 19 personas resultaron heridas. Solo hubo una víctima mortal: una mujer que vivía en una casa situada en paralelo al coche bomba que explotó en la calle José Silva.
La explosión derribó el muro y causó graves daños en la vivienda, "una casa bajita, antigua", según recuerda el periodista Jesús Duva, que estaba "muy afectada". Emilio Verano, el vecino que grabó las primeras imágenes del atentado, recuerda cómo sacaron de la casa a "una señora", que posteriormente acabó falleciendo.
Más Noticias
-
El manual de torturas que utilizaba Billy el Niño y la Policía franquista: del quirófano a la bañera
-
Xavi Martínez expone qué secuelas le han dejado las terapias de conversión: "Sigo teniendo pesadillas"
-
Una exempleada de la falsa hija del rey desvela sus estrafalarios gastos: "En el supermercado eran unos 800 euros a la semana"
-
Un investigador analiza el entramado empresarial de Daniel Cabrera: "Eran escudo e instrumento para cometer el presunto delito"
-
El divertido comentario de Cristina Pardo sobre el look de Jordi Évole: "Cada viernes nos trae un modelo distinto de chándal"
"Fue la única víctima que hubo del atentado, ha habido heridos, pero nadie habla de esa mujer realmente y en esas imágenes sale", cuenta Emilio. Se llamaba Margarita González Mansilla y falleció tres meses después del atentado en el que se derrumbó su vivienda.

Juan Carlos I, presidente de Honor
La SGAE contrató a Urdangarin y al instituto Nóos para limpiar su mala imagen: "Era un cliente perfecto"
"Eso fue cojonudo", espeta Ramoncín sin poder contener las risas, ya que el Instituto Nóos aprovechó para venderles al rey Juan Carlos I, quien terminó convirtiéndose en Presidente de Honor de la SGAE. "Nos chulearon durante tres años y nos sacaron 100.000 euros anuales", reconoce Víctor Manuel.