Una señora anónima se ha indignado con la ración de calamares que le han servido en un bar. "¿Pero esto qué es? ¿Esto son calamares?", pregunta enfadada la mujer. "Esto son rosquillas de mi pueblo", critica la señoramientras tira un trozo contra el plato. La mujer se levanta enojada con la ración en la mano para ir a cantarle las cuarenta al dueño del local mientras sus hijas se avergüenzan de su actitud.

"Mamá no la líes por favor que nos conocen", le dice una, mientras que otra asegura que no va a ir más con ella por la vergüenza que le está haciendo pasar. "Pero es que esto no son calamares, son zapatillas", intenta excusarse la mujer.

"Se veían raros y grandes", comenta David Broc tras ver las imágenes, mientras que a María Moya le ha encantado el comentario de la hija diciéndole a su madre que no la líe. "Cuando vas con tus padres te da vergüenza pedir algo o quejarte, pero llega cierta edad que a los padres les da igual todo", expone Marc Redondo.