"Oye, en el Rastro siempre se encuentran cosas", dice Albert Espinosa, llamando la atención de Alaska para que se fije en una foto que está colocada sobre una mesa del Rastro de Madrid. La cantante no puede creerse lo que ven sus ojos. "¡Ah! ¡Qué horror!", exclama ella al verse ahí, con algunas décadas menos. "Estoy aquí, con cara de aburrida", se encuentra por fin en la fotografía de grupo.
Aunque en realidad, la niña de esa imagen no es Alaska, sino Olvido. "Es el momento de transición total entre un mundo y otro. Este es el momento en el que descubro lo que me gusta en la vida y ya termino un último curso ya sin ningunas ganas de estudiar, porque yo quería estar en el grupo y quería estar con mis otros amigos en el último colegio", se explica. "Pero esto es una maravilla"
La cantante recuerda claramente a una de sus mejores amigas de la época, Lorraine Carbonell. "Con ella algún contacto tuve alguna vez, porque se hizo escritora", le cuenta al presentador. De la nada aparece precisamente Lorraine. Alaska salta de emoción cuando la ve. "Tan guapa como siempre, flaca", saluda a su amiga. Ella le regala otra foto.
"Esto fue cuando fuimos a la casa que teníais ¿en la sierra o dónde?", se pregunta, feliz de reencontrarse con su pasado. Solo habían vuelto a verse en una ocasión: en los años 90. "Yo sé que teníamos como 33, así, en un garito por la noche. Pero luego volvimos a perder el contacto", reconoce. Hace 20 años que Lorraine vive en Florida.
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Albert Espinosa saca otra foto de la chistera. "Esto debe ser este mismo verano, ¿no? Ése es el mismo verano y yo tengo una cara como un poco de mala leche porque algo pasaría", ríe la amiga de Alaska. Ahí tenían 12 años. Ahora, algún tiempo más tarde, hacen lo que siempre habían querido hacer pero nunca habían podido: ir al Rastro juntas.
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