Los trabajadores de El Lavaderu saben que algo raro pasa, pero como los problemas de salud son tan diferentes y los informes médicos no detectan nada anormal, son incapaces de establecer

una causa o un responsable del síndrome. Las sospechas van y vienen, pero nadie se atreve a formular una hipótesis clara. "Fueron unos meses muy duros, yo creo que de mayor agresividad, de mayores causas y síntomas", recuerda Roberto Campomanes, el encargado, que cuenta cómo Yolanda, una de las ayudantes de cocina, llegó a pesar 42 kilos.

"A Yolanda la tenían que sacar de debajo de las encimeras porque se quedaba dormida", explica el encargado, que también recuerda cómo se vio afectado el nuevo cocinero: "Fernando Navareño es otra persona que tenía que pedir permiso a un pie para poder levantar otro". "Mi cuerpo reaccionaba vomitando todo lo que ingería, sólido y líquido iba todo para afuera", explica el propio Fernando, que recuerda lo duro que fue: "Dije, 'de esta no salgo'".

"Yo me cruzaba por la calle con amigos y si yo no les hablaba, ni me conocían", explica Fernando, que detalla cómo su propia familia se preocupó por la situación: "Decían, 'Fernandito se muere', por cómo me veían". "Alguno pensaba que tenía el sida o que tenía un cáncer o tal", explica el cocinero del "deterioro bestial "que sufrió. Sin embargo, "ibas a todos los médicos habidos y por haber, hacías analíticas y no salía nada".