A partir del 2002, en El Lavaderu, una conocida sidrería de Gijón, empiezan a aparecer casos de compañeros de trabajo extraños. "En realidad era como una pérdida de memoria", explica el encargado, Roberto Campomanes, que detalla que "había ocasiones en las que eran puntuales, con un periodo muy corto de tiempo, pero había veces que les podía durar días".
"Yo no sabía llegar a casa", confiesa Yolanda Pérez, ayudante de cocina de El Lavaderu, que recupera aquella terrible época: "Tenía que coger el teléfono y llamar a mi hermana para que me viniera a buscar". "Llegó un momento que no sabía escribir", explica Yolanda en el vídeo principal de esta noticia, donde Roberto destaca que "cada vez se iba haciendo más fuerte y más frecuente".
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"Tenían olvidos muy extraños", resalta el encargado, que recuerda uno de esos episodios: "Yo tengo visto a un compañero intentar saltar por una ventana que estaba precintada". "Veías en ocasiones comportamientos muy extraños, muy extraños", insiste Roberto, que cuenta que hubo muchos "ingresos hospitalarios". "Cuando ingresé la primera vez, todavía era consciente de las cosas, sabía relacionar a la gente, ver quién era quién", recuerda Yolanda, que, sin embargo, la tercera vez que fue ingresado cuenta que no conocía ni a sus propios amigos de toda la vida". No obstante, "los médicos no detectaban lo que pasaba".
Habla Fernando Navareño
El cocinero que sustituyó al fallecido de El Lavaderu, tras ser envenenado: "Me veían y creían que me moría, que tenía cáncer o sida"
Mientras Yolanda, una de las ayudando de cocina, pesaba 42 kilos, Fernando, el cocinero que sustituyó al que había fallecido, llegó a adelgazar hasta tal punto que su familia pensaba que se moría. Estaban siendo envenenados por un compañero.