A partir del año 2002, los empleados de El Lavaderu, una conocida sidrería de Gijón, comienzan a sufrir diferentes problemas de salud sin explicación. Hay gente que, harta de los síntomas, decide marcharse, pero la mayoría de la plantilla trata de adaptarse a esa situación y continuar. Es un problema que solo afecta a la plantilla, nunca a los clientes.

"Cuando dejaba de estar en el local, mejoraba muchísimo", explica uno de los camareros, Benjamín Menéndez, que detalla que "engordaba y tenía otra cara", pero que, "era llegar allí y empezar otra vez con síntomas". "Entonces lo achacamos a productos de limpieza o a un virus", explica el camarero, que recuerda cómo su jefe llegó a contratar a "una empresa de sanidad que hacía una inspección por fuera y por la cocina, en neveras y todo".

Por su parte, Roberto recuerda el día que tuvo que volver al local en su momento de descanso tras recibir una llamada de Andrés 'El Candasu', el ayudante de cocina. "Andrés me llama y me dice que vuelva al trabajo a recoger a mi pareja, que lo tengo tirado encima de los sacos de las patatas". "Cuando llegué, me lo encontré realmente tirado encima de los sacos de las patatas inconsciente. De hecho, me tienen que ayudar dos personas más para poder meterlo en un taxi y llevármelo al hospital", recuerda el encargado.

Su pareja "estuvo 11 días en coma, ingresado", detalla Roberto, que explica que "a los 11 días sale del coma y la conclusión del informe es que no saben lo que le ha pasado".