Andrea Ropero ha entrevistado en El Intermedio a Macarena Vidal, periodista destinada en Wuhan, para saber cómo ha conseguido la ciudad china salir del confinamiento pero, sobre todo, cómo están viviendo el regreso a la normalidad.
Allí, el lugar que empezó siendo el epicentro de la pandemia, aún piden demostrar que no portas el coronavirus para poder salir de la ciudad. Además, según narra la periodista, para poder viajar tiene que descargarse una aplicación para que le den permiso.
Solo hay plazas para que 1.000 personas diarias se transporten desde Wuhan a Pekin, y todas ellas han tenido que ver cómo una luz verde se encendía en su app.
Al llegar a Pekin "seguirán las complicaciones de viaje", ha explicado la periodista: "Tendré que hacerme una segunda prueba de coronavirus, esperar 48 horas y entrar después en cuarentena estricta durante 14 días", ha explicado.
Tal y como ha comentado la periodista, "para salir a la calle no es necesario el test", pero sí "el código verde": "Es una aplicación específica para residentes de Wuhan. Te la descargas y, si llevas 14 días en los que no has tenido síntomas ni has estado cerca de ningún infectado te sale una etiqueta verde que tienes que enseñar para entrar en cualquier parte".
"Todavía la gente está muy cauta", ha explicado Macarena Vidal, aunque ha asegurado que la cosa ha cambiado mucho en los últimos diez días: "Al principio no se atrevían a salir, no había coches por la calle y ahora sí".
"Cada vez hay más vida, un poco más de alegría y más confianza en que todo está a punto de salir", ha reconocido.
Aun así los comercios siguen cerrados. "Se ven abiertos restaurantes y tiendas de alimentación, además de las farmacias, aunque dentro de los restaurantes aún está prohibido comer", ha explicado. Además, las tiendas siguen cerradas.
Para salir a la calle es "absolutamente obligatorio llevar mascarilla": "Si das un paso sin ella primero te empiezan a mirar mal y después seguro que llega la policía".
Sobre las diferencias de protocolos aplicados en China y en Occidente, la periodista asegura que la principal diferencia radica en que en China no hay que responder ante un Parlamento.
"Aquí el sistema de vigilancia del confinamiento es completamente distinto. No es tanto que sea la Policía la que vigile que la gente no sale, sino que cada comunidad de vecinos tiene un comité que se dedica a esto", ha explicado.
Además, ante el abultado número de fallecidos tanto en España como en Italia en comparación al cifrado en China, la periodista ha apuntado: "A cualquiera que preguntes en Wuhan te dirá que a las cifras oficiales le añadas un cero al final. Si son 3.300 habrán sido 33.000, eso es lo que dice cualquier ciudadano chino que le preguntes".
"Mucho humor, mucha paciencia y tenedlo claro: esto se acaba y de esto se sale", ha zanjado la periodista.
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Reportaje de Andrea Ropero
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