'Hablando se enciende la gente' lleva a Thais Villas a generar un nuevo debate con varios viandantes. En esta ocasión, este gira en torno a un tema capital: la vivienda. Una señora rompe el hielo afirmando que, en su opinión la situación de la vivienda en España es "un drama". "O te asocias con alguien o no puedes coger un piso", expone.
"El alquiler está carísimo y en Madrid muchísimo más", indica un joven. Otra señora se sincera con Thais y le cuenta que tuvo que casarse para poder alquilar un piso, lo que provoca las risas de todos. Otro señor le cuenta a Thais que en los barrios y poblaciones a las afueras de Madrid los precios son más económicos pero "todos queremos vivir en el centro". "Los alrededores también está caro", expone la reportera.
Una señora manifiesta sus quejas sobre el tope del alquiler: "Tenía dos pisos para complementarme la vejez y bueno los he vendido porque me veo venir que van a poner topes y no van a distinguir entre un fondo buitre, que tiene 20.000 edificios y el pobre desgraciado, como yo".
Thais plantea entonces cómo deberían actuar con respecto a, por ejemplo, ciertas las prácticas de muchos fondos de inversión, que compran edificios completos y echan a sus inquilinos para crear "otro tipo de necesidades de vivienda". Un chico es muy claro: "Hay que expropiar y limitar el número de pisos que tiene una persona o una empresa".
Un señor se muestra en desacuerdo con esta afirmación: "¿Está bien que alguien de la calle, un vagabundo, que diga yo no tengo abrigo, tú tienes dos y te quite uno?". "La mentalidad que tenéis los españoles es que todo el mundo tiene que tener vivienda en propiedad y ese es el problema", añade.
Una señora rebate esa afirmación: "Siempre he vivido en alquiler el problema que tengo es que el día que me jubile voy a cobrar menos, ¿cómo pago el piso?". "Hay que regularlo", añade. "La vivienda es algo tan básico que no es discutible que el estado tiene que tomar todas las medidas necesarias", expone un joven.
El hombre, además, pone como ejemplo grandes ciudades del mundo en la que la gente vive fuera del centro de las ciudades. "¿Tu no vas en cercanías, verdad?", responde una mujer. "Lo que implica eso es que alguien que nazca sin dinero y quiera trabajar va a tener que gastar dos horas, como mínimo, más que alguien que tenga recursos, para cobrar 1.000 euros", explica otro joven, y añade: "Siempre tienes que estar pringando y nunca alcanzas una mejor comodidad".
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Un señor, que alquila un chalet en la sierra de Madrid, expone todos los gastos que debe abonar para tener la seguridad de que le pagan el alquiler mes a mes y no le ocupan el piso como, por ejemplo, un seguro de impago o una alarma. "Si me aseguraran que no me iban a ocupar la vivienda yo pondría el alquiler más bajo". "No puedo dormir pensando que me van a ocupar el piso o no me van a pagar", confiesa. "No me ha tocado de la lotería ni de herencias, he trabajo como un gilipollas 12 y 14 horas, es la realidad", concluye.
Adicción al móvil
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Muchos jóvenes están enganchados al teléfono móvil y a las redes sociales. La reportera ha visitado un instituto de secundaria para saber cómo se relacionan algunos de sus estudiantes con sus teléfonos.