La vivienda se ha convertido hoy en día en uno de los principales problemas para millones de personas, sobre todo los jóvenes. Pero ¿ha sido así siempre? El experto en historia de El Intermedio, Mikel Herrán 'PutoMikel', explica en el vídeo sobre estas líneas cómo ha sido el acceso a la vivienda en otras épocas.

"Esto del alquiler lleva siendo un problema, desde al menos la antigua Roma", afirma 'PutoMikel', que señala que entonces "ya nos encontramos con especuladores, gente viviendo en cuchitriles que daban directos a la calle y alquileres imposibles de pagar".

De hecho, cuenta que el problema llego incluso a provocar "revueltas armadas". En la Roma de Julio César, un alquiler no bajaba de los 400 o 500 sextercios al año, lo que suponía entre el 40 y el 50% del salario de un jornalero. "Ahora entiendo por qué Jesús, María y José tuvieron que okupar un establo, con esos precios no podía alquilar un piso ni el hijo de Dios", apunta Wyoming.

Mikel explica que en Roma, la mayoría vivía en bloques de pisos "bastantes peligrosos, construidos con materiales cuestionables que se incendiaban cada dos por tres o se derrumbaban". Ante esta cuestión, señala que lo que hacían los caseros era "apuntalar la pared, que era la forma más barata de que el asunto aguantara y seguir cobrando".

Estos caseros eran la clase más pudiente de Roma, si bien según Cicerón estos negocios estaban mal vistos. Sin embargo, Mikel desvela que el propio Cicerón "cobraba al año 80.000 sextercios solo de las rentas de sus edificios".

Ante las protestas de los inquilinos, un senador propuso una ley para perdonar las deudas y congelar el pago del alquiler. Sin embargo, como la mitad del Senado estaba formado por grandes tenedores, estos pidieron su expulsión, hasta el punto de que tuvo que abandonar Roma.

Al año siguiente, se volvió a plantear la misma medida, en esta ocasión con tropas armadas a las puertas del Senado, que terminaron a golpes con el ejército liderado por Marco Antonio, mientras en los alrededores seguían los motines y enfrentamientos entre inquilinos y rentistas, que incluso, según Mikel, contrataban a matones: "Sus propios Desokupa", comenta.

El asunto solo se calmó con el regreso de Julio César a Roma, cuando aprobó el perdón de la deuda, aunque solo de los alquileres más bajos, si bien siguió habiendo revueltas porque "la vivienda seguía siendo un negocio y la pausa solo fue temporal y los alquileres siguieron sin bajar".