Andrea Ropero estrena sección en El Intermedio. En 'Aquí no hay quien viva', la reportera ha viajado hasta Ibiza para analizar el problema de la vivienda en la isla. Como expone, la cara más conocida de Ibiza son sus playas o las discotecas. "Pero esa cara tiene su cruz en los asentamientos que están repartidos por toda la isla", afirma, "donde centenares de trabajadores malviven en caravanas, tiendas de campaña, hasta en chabolas ante la imposibilidad de pagar los altos precios de la vivienda".
Andrea charla primero con Ana Loaiza, una joven trabajadora de la isla que se ha visto obligada a vivir en uno de estos asentamientos. Ana estuvo viviendo en un barco varado en un terreno por el que pagaba 600 euros. "Acabé en un barco después de cinco estafas", expone. La joven estuvo viviendo en hostales, apartamentos turísticos y cuartos compartidos y sufrió subidas del alquiler exageradas.
En el asentamiento, que terminó siendo desalojado, vivían unas 1600 personas, unas 300 familias, muchas con niños. Como le cuenta Ana a la reportera, todos eran trabajadores, "muchos empadronados y con asuntos sociales detrás para que sus hijos pudiesen estar escolarizados".
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Ana es de Alicante y se trasladó a Ibiza para trabajar en hostelería. "Prometían 3.000 euros pero luego yo solo vi una nómina de 1.700", argumenta. La joven se lamenta de cómo está cambiando la isla: "Lo nota todo el mundo, la energía es diferente, se está vendiendo". Ana advierte que "no se está cuidando a su gente y a la que lo levanta" y esto está provocando que todos los que viajan a la isla para trabajar en el sector servicios no puedan venir "ni a cocinarles, ni a limpiarles ni a enseñarles". "No se puede poner buena cara cuando te quitan hasta el techo que pagas", concluye.
Adicción al móvil
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Muchos jóvenes están enganchados al teléfono móvil y a las redes sociales. La reportera ha visitado un instituto de secundaria para saber cómo se relacionan algunos de sus estudiantes con sus teléfonos.