El Gran Wyoming se define como un "verdadero gourmet", pero después de haber frecuentado todo tipo de restaurantes en el mundo llega a una conclusión: "Odio la cocina de vanguardia". El presentador aclara que no le gusta no saber qué está comiendo, por ello explica que rechaza "la moda de los trampantojos", aquellos platos que parecen una cosa y son otra. El problema, según él, es que esta tendencia se está extendiendo a todos los ámbitos sociales, por ejemplo la vivienda.
Wyoming explica que en estos tiempos en los que "manda el dinero y la productividad, las casas se han convertido en un producto financiero", pues cuenta que ahora no se construyen con el objetivo de que alguien viva en ellas sino con el de "sacarles la máxima rentabilidad". Por eso, expertos de la UE han alertado de que la escasez de vivienda asequible es un problema en todo el continente y critica sean esas mismas autoridades las que "han dado por bueno que la vivienda sea más un producto de inversión que un derecho".
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"La vivienda siempre fue la hucha del pobre pero, al igual que en la alta cocina, este trampantojo se nos ha ido de las manos", apunta, y sentencia que la vivienda es "un derecho humano".