Todas las rutas del Camino llegan hasta Santiago de Compostela, la tercera ciudad santa, después de Jerusalén y Roma. Los vecinos que viven en el último kilómetro del camino francés, antes de llegar al Obradoiro, son testigos de la llegada masiva de peregrinos. Iván Lago, vecino afectado, fue testigo de cómo el año pasado más de 200.000 peregrinos desfilaron frente a su ventana.

"El ruido es todos los días a todas horas, es increíble. Vienen con megáfonos, altavoces, tambores...", denuncia el hombre, quien añade que ya se "avisan" entre los vecinos cuando llegan "grupos grandes". "Es muy difícil vivir aquí, sobre todo, en los meses de verano y en Semana Santa. Yo digo que esto Disneyland para peregrinos", lamenta Iván Lago, quien dice que se siente como "Mickey Mouse y la princesita".

En este sentido, el afectado por el ruido expresa que los vecinos no importan nada, ni su descanso: "Para ellos, formamos parte de un decorado, como esto fuese un parque de atracciones". "Nos están echando; ya ha desaparecido el 80% de la población del centro", destaca. Mientras, a los pocos vecinos que quedan se les agota la paciencia, ya que los ruidos son constantes las 24 horas del día.