Al corredor Antonio Caba, sospechoso de la desaparición del empresario Juan Miguel Isla, se le relaciona con otra desaparición previa, la del también empresario Jesús González Borrajo. Este suceso tiene lugar tres años antes de que se perdiera el rastro de Isla. Resulta, además, una desaparición extraña: en el registro de su vivienda, se descubre que la cama está sin hacer, que Jesús se ha dejado su agenda y su medicación, de la que nunca se separa, en la vivienda.
Estas pastillas son indispensables para él. Cuando desaparece padece una grave enfermedad. Es lo que traslada la que era su pareja, Claudia Gómez, que relata así su última conversación con Jesús, pendiente de un negocio en el que estaba involucrado Antonio Caba relacionado con la compraventa de coches: "Le llamo, me doy cuenta de que hace mucho aire y le pregunto si está en la calle. Me dice: 'No, estoy en un descampado, vienen a por el coche'. Le digo: '¿Pero estás solo?'. Y responde: 'No, estoy con unas personas y Antonio Caba'. Eso fue lo último".