Durante el secuestro de Mari Àngels Feliu, solo hablan a la farmacéutica dos personas. Uno de ellos se encarga de alimentarla y vigilarla. Es su carcelero, quien se presenta como Iñaki, un miembro de ETA, aunque su nombre real es Sebastià Comas. 30 años después del secuestro, el carcelero sigue viviendo por la zona, a tan solo media hora del domicilio de la farmacéutica.
Localizamos a uno de sus familiares. "Está de camarero fuera de aquí. Ha trabajado desde los 14 años. No tiene estudios y no tiene nada para defenderse, ni abogados ni nada", cuenta el familiar a lo que añade que el hombre "no se arrepentía" de lo que hizo ya que, tal y como defiende, "él no la secuestró, sino que se metió a cuidarla cuando estaba en el agujero". "Venía de hacer de camarero e iba a cuidarla", subraya.
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